El 99% del territorio cubano se encuentra actualmente afectado por la sequía meteorológica, según reconocieron el pasado jueves especialistas de recursos hidráulicos a la estatal Televisión Cubana.
En medio del que sería el período más seco en la isla desde 1901, marcado también por cada vez más y mayores apagones, la población cubana intenta sobrevivir sin el preciado líquido.
Según informó Antonio Vladimir Guevara Velazco, director científico del Instituto de Meteorología, “los últimos días hemos tenido un comportamiento más favorable a las precipitaciones, sin embargo, los déficits son tan grandes de meses anteriores que todavía no cubren la lluvia que ha dejado de caer en todo este tiempo”.
De acuerdo con la versión oficial, el descenso de los niveles en las reservas hídricas del país impacta en el servicio sobre todo en provincias como Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo y Ciego de Ávila.
No obstante, existen cientos de miles de afectados por el déficit también en territorios como La Habana, Sancti Spíritus y Las Tunas.
Esta semana las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos destacaron que en la estación flotante de la presa Gibara, una de las fuentes de la ciudad de Holguín esta semana se trabajó para “alargar la cobertura más de 120 días”.
Si bien el gobierno intenta achacar la crisis a la sequía y a la “contingencia energética”, otros múltiples factores inciden en el agravamiento de un problema crónico, entre ellos, los salideros y las frecuentes roturas de equipamientos de bombeo y conductoras.
En cualquier caso, no se trata de un problema nuevo. Pasar meses de sequía total o parcial, o con ciclos de abasto entre tres y diez días en los que hay agua solos unas horas es algo más que habitual para miles de hogares cubanos, pese a que, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) en 2022 solo el 2,4% de la población cubana no tenía acceso a fuentes mejoradas de agua.
Un reporte reciente del sitio Periodismo de Barrio recalca que Cuba depende en alto grado de las lluvias para recargar sus reservas hídricas. El 2024 cerró con 1.288,6 milímetros de acumulado, lo que representa el 97% del promedio histórico, mientras que los embalses estaban al 63% de su capacidad hasta febrero pasado.
Según Our World in Data, en 2021 las extracciones anuales de agua dulce en Cuba fueron de 6.96 mil millones de metros cúbicos, de los cuales solo 1.7 mil millones, menos de la cuarta parte, fueron destinados a uso doméstico.
Según datos del INRH, más de 600 mil personas recibieron agua por pipas en 2024, y que los ciclos de abasto fueron superiores a 15 días para el 80% de los clientes, no es descabellado suponer que de un lado y otro de la barricada se padecía lo mismo.
El propio presidente del INRH, Antonio Rodríguez, admitió en julio pasado ante el Parlamento que alrededor de un millón de personas están afectadas a diario con el abasto de agua y que unas 300 mil de ellas enfrentaban interrupciones en el servicio debido a la falta de equipos funcionales.
A tenor con el propio Rodríguez el año pasado se usaron 6.000 millones de pesos en inversiones en el sector y se estima que una cifra parecida se destinen a ejecutar obras en cada provincia a lo largo del 2025.
