Carola ya no está, pero su memoria y espíritu viven en cada mensaje de apoyo, en cada comentario que exige justicia, y en un potro que ahora tiene el desafío de recrear una historia nueva con Leidy Laura.
Aquí, donde la pasión por el rodeo sigue galopando en tiempos difíciles, queda claro que el corazón de una vaquera puede renacer y triunfar de nuevo.
El mundo del rodeo cubano vive desde hace varios días un torbellino de emociones que ha sacudido a una de sus deportistas más queridas. Primero fue el robo de su compañera inseparable; después llegó el dolor de encontrarla muerta; y ahora, un acto de generosidad le ha devuelto fuerzas para volver al ruedo. La historia comenzó anteanoche, cuando Leidy Laura Rodríguez —campeona nacional de carrera de barriles— denunció que su yegua de competencia, Carola, fue robada en Sagua la Grande, Villa Clara.
En un post urgente compartido en El Más Puro Rodeo Cubano, pidió ayuda para su recuperación: “Hierros: V.65 del 30.21. Se ofrece recompensa por información que permita recuperarla. Cualquier pista contacta con Leidy Laura (56840722).”
La noticia generó una ola de solidaridad en redes. “Vamos a salvar a Carola”, insistían las publicaciones. La comunidad ecuestre se movilizó entre indignación y esperanza, con mensajes como “Cualquier información… entre todos podemos ayudar a que vuelva a casa”.
El trágico desenlace
Pero la esperanza duró poco. Pocas horas después fue confirmada la peor noticia: Carola fue hallada muerta.
Según la filial de Bienestar Animal Cuba (BAC-Habana), el hecho fue calificado como “robado y hallado muerto en pocas horas después” y la calificó de «inaceptable», reclamando justicia. “Carola era mucho más que un animal, era compañera de sueños… el fruto del esfuerzo y del amor con que fue cuidada cada día,” reseñaron los medios.
La información divulgada destacaba que «la yegua fue sustraída y hallada muerta», lo que desató críticas y llamados a investigar y capturar a los responsables.
El robo y muerte de Carola no fue solo una pérdida deportiva; fue un golpe emocional devastador. Más allá de ser un caballo entrenado, Carola era parte del equipo, símbolo de disciplina, empatía y dedicación. Muchos mensajes expresaron ideas como: “No se puede tener nada en este país”, reflejando la inseguridad que lamentablemente impera en zonas rurales y la vulnerabilidad de quienes cuidan animales con valor afectivo y competitivo.
Un gesto que devuelve la fe
Cuando la situación parecía sin salida, emergió un rayo de esperanza: un gesto solidario que conmovió a toda la comunidad ecuestre. Amaury López, un aficionado al rodeo, regaló un potro a Leidy Laura. El grupo El Más Puro Rodeo Cubano publicó con emoción: “Regalar un potro después de lo ocurrido es una muestra enorme del corazón noble… Cuida ese potro, entrénalo y conviértelo en tu nuevo campeón.”
El gesto fue recibido como un impulso emocional y simbólico: “Que ese potro sea tu Gladiador…”, añadieron en la publicación, alentando a Leidy a seguir adelante.
Este desenlace ha exaltado la empatía del rodeo cubano: pese a la impunidad y los vacíos institucionales, se ilumina la esperanza cuando la comunidad actúa con corazón. El sacrificio que representa preparar y competir con un caballo en carreras de barriles requiere años de trabajo conjunto. La pérdida fue irreparable, pero los gestos de apoyo han permitido recomponer la voluntad de seguir adelante.
Leidy Laura enfrenta ahora la penosa tarea de entrenar a su nuevo compañero equino. El camino no será fácil, pues el vínculo con Carola era profundo y su legado imborrable. Pero la generosidad que le brindaron no sólo le devolvió la posibilidad de competir, sino también la dignidad de sentirse acompañada.
En un contexto donde los animales de deporte muchas veces son tratados como objetos de lucro, este episodio refleja que aún hay corazones capaces de apostar por el valor entre personas y animales.
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