Una tragedia golpeó en la noche del martes al Reparto Peñaranda, cuando un incendio arrasó por completo la vivienda de una madre y sus hijos, dejándolos sin techo y sin ninguna de sus pertenencias. El siniestro, cuyas causas aún no han sido esclarecidas, redujo a cenizas todo lo que había dentro del inmueble.
De acuerdo con vecinos de la zona, las llamas avanzaron con tal rapidez que resultó imposible salvar algún mueble, ropa o electrodoméstico. Afortunadamente, no se reportaron lesionados, pero las pérdidas materiales fueron totales, dejando a la familia prácticamente con lo puesto. Actualmente, se encuentran alojados provisionalmente en la dirección Marina #11, entre Villamil y Oscar Lucero, donde reciben la solidaridad de allegados y vecinos.
El teléfono 5 473 8600 ha sido habilitado como contacto para quienes deseen colaborar. Se están recibiendo donaciones de ropa, alimentos, materiales de construcción y cualquier ayuda económica que permita a la familia comenzar a reconstruir su hogar. La petición se ha hecho extensiva a toda la comunidad y a cubanos de otras provincias que puedan aportar.
En redes sociales, el caso ha despertado una oleada de mensajes de aliento y apoyo.
“Fuerza, que van a salir adelante, Dios las va a ayudar”, escribió un usuario. Otra vecina relató que también vivió la experiencia de perderlo todo en un incendio, recordando que las secuelas emocionales pueden durar toda la vida. No faltaron quienes ofrecieron ayuda concreta, como colchones y ropa, incluso desde la distancia.
Las imágenes y testimonios difundidos por medios locales, como la página La Tijera, han permitido que la historia se conozca más allá de Morón. La tristeza es generalizada, pero también lo es la voluntad de acompañar a esta familia en la recuperación. Una residente de la zona pidió que se habilitara una tarjeta bancaria para facilitar transferencias desde otras localidades y desde el exterior, recordando que “de poquito en poquito podemos colaborar”.
El siniestro ocurre en un contexto de serias dificultades materiales en Cuba, donde la reposición de bienes básicos y la reconstrucción de viviendas requieren no solo recursos económicos, sino también acceso a materiales que escasean o tienen precios elevados en el mercado informal. Ante ello, la solidaridad comunitaria sigue siendo, muchas veces, el único salvavidas inmediato, pues el Estado, ni siquiera cuando es responsabilidad de ellos, colabora.
En palabras de otro vecino: “No es fácil, pero cuando un pueblo se une, la esperanza se enciende más fuerte que cualquier incendio”. Esa esperanza es hoy el mayor capital de esta familia de Morón que, entre cenizas, busca rehacer su vida.





