Se espera que Bob Menéndez cumpla su condena en la sección de mínima seguridad, adecuada para delitos no violentos.
La prisión FCI Schuylkill cuenta con instalaciones de seguridad media y campamento de mínima seguridad.
El exsenador demócrata de origen cubano Bob Menéndez ingresó ayer martes 17 de junio de 2025, en la prisión federal FCI Schuylkill, ubicada en Minersville, Pensilvania, para comenzar a cumplir una condena de 11 años por corrupción, señalan varios medios desde los Estados Unidos como Cbsnews y Politico.
Menéndez, de 71 años y ex presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, fue declarado culpable en julio de 2024 por un jurado federal en Nueva York de 16 cargos, entre ellos soborno, lavado de dinero, obstrucción a la justicia, extorsión y actuar como agente no declarado del gobierno de Egipto. Su condena se hizo firme en enero de este año, pero el exsenador logró postergar el regreso a prisión hasta el día de hoy, según indicó un tribunal de apelaciones.
Durante el allanamiento de su residencia en 2022, agentes del FBI encontraron aproximadamente 480 000 USD en efectivo escondidos en chaquetas y botas, 13 lingotes de oro valorados en unos 150 000 USD y un automóvil de lujo, evidencias que sustentaron los cargos en su contra, según destaca Apnews. El esquema corrupto incluía el cobro de sobornos en metálico y oro, así como el uso de su influencia para beneficiar a empresarios y gobiernos extranjeros —especialmente Egipto y Catar—, ayudándoles a obtener ayuda militar estadounidense automática .
Tras ser condenado por un jurado federal en julio de 2024, Menéndez intentó aplazar su entrada en prisión alegando motivos personales y familiares. Solicitó tiempo para estar con su esposa, Nadine Menéndez, también acusada en el mismo caso, y asistir a la boda de un familiar cercano. Aunque algunos de estos pedidos fueron aceptados temporalmente, los tribunales le negaron una extensión mayor y le ordenaron presentarse finalmente este 17 de junio de 2025 en la prisión federal de Schuylkill, para comenzar a cumplir su condena de 11 años. La prisión FCI Schuylkill cuenta con instalaciones de seguridad media y campamento de mínima seguridad y se espera que Bob Menéndez cumpla su condena en la sección de mínima seguridad, adecuada para delitos no violentos.
En redes sociales, Bob Menéndez ha denunciado un proceso “político y corrupto” y ha insinuado aspiraciones a un indulto presidencial, pero ni Biden se lo dio, ni probablemente Trump se lo de por ahora.
Este suceso marca otro capítulo histórico en la política de EE. UU.: Menéndez es uno de los pocos senadores en la historia del país en enfrentar prisión tras ejercer el cargo —el último había sido Harrison A. Williams Jr., también de Nueva Jersey, en los años 80.
A lo largo de casi dos décadas, Bob Menéndez fue una de las figuras más influyentes del Partido Demócrata en el Congreso de Estados Unidos. Representó al estado de Nueva Jersey en el Senado desde 2006 hasta su renuncia en agosto de 2024, luego de ser hallado culpable en el sonado caso de corrupción ya mencionado.
Su carrera política había comenzado décadas antes como fiscal municipal y luego como congresista en la Cámara de Representantes. En el Senado, alcanzó su punto más alto como presidente —en dos ocasiones— del poderoso Comité de Relaciones Exteriores, desde donde moldeó la política exterior estadounidense hacia América Latina y otras regiones del mundo.
La caída de Bob Menéndez comenzó a gestarse a finales de 2022, cuando la redada del FBI en su residencia sirvió de anclaje para una investigación más amplia que lo vinculó directamente con un esquema de corrupción que incluía el lavado de dinero y la recepción de sobornos a cambio de utilizar su influencia en favor de empresarios y gobiernos extranjeros, en particular los de Egipto y Catar. Según los fiscales, Menéndez entregó información sensible del gobierno estadounidense, facilitó contratos y maniobró para garantizar ayuda militar, todo a cambio de favores personales y beneficios económicos.
La reacción pública y política el caso de este exsenador ha sido dividida. Mientras sectores de su entorno más conservador han cuestionado la legitimidad del proceso judicial y han insinuado que se trató de una persecución con fines políticos, la justicia federal ha mantenido firme la condena y rechazado los intentos del exsenador de obtener la libertad bajo fianza. Incluso se especuló con una posible campaña de presión para lograr un indulto presidencial, algo que hasta ahora no ha prosperado. Menéndez, por su parte, ha reiterado su inocencia y ha sostenido que fue víctima de un proceso judicial “sesgado y politizado”. No obstante, los hechos y las pruebas en su contra han sido considerados contundentes por las autoridades y la opinión pública.
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