Con la partida de María Branyas Morera, el título de la persona más longeva del mundo pasa a la japonesa Tomiko Itooka, nacida en 1908.
En 2020 se convirtió en la persona de mayor edad en sobrevivir al COVID-19, un testimonio de su fortaleza física y mental.
El 19 de agosto de 2024, el mundo se despidió de María Branyas Morera, la mujer más longeva del planeta, quien falleció a la impresionante edad de 117 años y 168 días en Olot, Cataluña, España.
Su muerte marca el fin de una vida extraordinaria, no solo por su longevidad, sino también por su capacidad para sobrevivir a dos pandemias, una guerra civil y numerosos cambios históricos y sociales a lo largo de más de un siglo de vida.
Nacida el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, Estados Unidos, María Branyas Morera se trasladó a España con su familia siendo aún niña, en 1915. A partir de entonces, vivió en Cataluña, donde fue testigo de algunos de los eventos más trascendentales del siglo XX, como la Guerra Civil Española y la dictadura franquista. A lo largo de su vida, Branyas demostró una notable capacidad de adaptación y resiliencia, manteniendo una mente lúcida y un espíritu reflexivo hasta sus últimos días.
En 2020, María Branyas Morera se convirtió en la persona de mayor edad en sobrevivir al COVID-19, un testimonio de su fortaleza física y mental.
Tres años después, en 2023, tras el fallecimiento de Lucile Randon, fue reconocida oficialmente como la persona más longeva del mundo.
A partir de entonces, se convirtió en una figura de inspiración mundial, no solo por su edad, sino también por las reflexiones sobre la vida y el envejecimiento que compartía a través de las redes sociales, manejadas por su familia.
noticia relacionada: Muere Lucile Randon la mujer más longeva del mundo
Su fallecimiento, que ocurrió pacíficamente mientras dormía, fue confirmado por su familia en un emotivo mensaje en la plataforma X (anteriormente Twitter).
En este mensaje, compartieron algunas de las últimas palabras de Branyas, quien días antes había expresado su consciencia sobre la cercanía de su muerte y su aceptación tranquila de este hecho.
Según su hija Rosa Moret, María murió como ella deseaba: tranquila, sin dolor y en paz.
El legado de María Branyas Morera continuará inspirando a generaciones futuras, recordándonos que la longevidad no solo se mide en años, sino en la calidad de vida y la sabiduría acumulada a lo largo de ella.





