El italiano involucrado en un homicidio en Las Tunas, Cuba, alega que fue en legítima defensa, y asegura tener un testigo: un ex militar del régimen.
El incidente que condujo a la trágica muerte ocurrió el pasado marzo y ha desencadenado una serie de procedimientos legales y diplomáticos.
En un caso que ha captado la atención tanto en Italia como en Cuba, Rolando Di Gregorio, un carpintero italiano de 56 años originario de Roseto, se encuentra actualmente detenido en la prisión provincial de Las Tunas, Cuba, acusado de la muerte de Francesco Sciammarella, un empresario calabrese de 76 años.
Rolando, quien ha pasado casi dos meses en la cárcel, espera que su situación legal se resuelva bajo la atenuante de legítima defensa. Según los informes, citados por Il Messagero, el conflicto comenzó sobre una disputa financiera relacionada con un trabajo de carpintería.
Sciammarella había contratado a Di Gregorio para la fabricación de cuatro puertas para su casa, pagando un adelanto de 120,000 pesos (equivalente a 500 euros). Sin embargo, un desacuerdo surgió cuando Sciammarella exigió la devolución del dinero en euros en lugar de en la moneda local, lo que llevó a un altercado físico en un restaurante cerca de la residencia de Sciammarella.
La riña escaló rápidamente: Di Gregorio fue golpeado en la cara con un casco tres veces y, en el curso de la pelea, empujó a Sciammarella, quien cayó y se golpeó la cabeza, lo que finalmente resultó en su muerte horas después en un hospital local.
Los amigos y conocidos de Di Gregorio, así como otros testigos, han ofrecido su apoyo, argumentando que actuó en defensa propia. Un testigo clave, un ex oficial del ejército ahora retirado, corroboró esta versión de los hechos ante la policía y los jueces cubanos de Las Tunas, lo que podría influir en el resultado del juicio de el italiano encarcelado.
Mientras tanto, las autoridades italianas están siguiendo de cerca el caso, con el consulado italiano en La Habana facilitando comunicación y asistencia legal.
Rolando ha recibido visitas de amigos que le han llevado alimentos y medicinas, reflejando un esfuerzo comunitario para ayudarle mientras se enfrenta a su tercera petición de liberación bajo fianza, sin la posibilidad de dejar el país hasta que concluya el juicio. Il Messagero asegura que el ciudadano italiano se encuentra en un área especial, dentro de la cárcel, alejado de otros presos comunes.
Este caso no solo pone a prueba los límites de la legítima defensa en un contexto internacional, sino que también destaca las complejidades de los procedimientos legales para los extranjeros en Cuba.
El proceso judicial, que se espera comience pronto en Las Tunas, determinará el futuro del italiano Di Gregorio y servirá como un importante precedente legal y diplomático entre Italia y Cuba.
tal vez quieras leer: Cubanos: sin dinero y sin futuro