La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha llegado oficialmente a su fin, según confirmó recientemente el secretario de Estado, Marco Rubio, en una declaración que marca un giro radical en la política exterior norteamericana.
La USAID cesó sus operaciones a principios de julio, cumpliendo con una decisión anunciada en marzo pasado, que pone fin a lo que Rubio calificó como “décadas de ineficiencia financiada por los contribuyentes”. La noticia fue confirmada en un comunicado oficial del Departamento de Estado titulado “Making Foreign Aid Great Again”, un guiño directo al eslogan político MAGA.
En el documento, Rubio argumenta que, desde su creación en plena Guerra Fría, la USAID no logró cumplir sus objetivos fundamentales: “Los objetivos de desarrollo rara vez se han alcanzado, la inestabilidad ha empeorado y el sentimiento antiestadounidense no ha hecho más que crecer”.
Según sus palabras, en lugar de fomentar el desarrollo sostenible, la agencia contribuyó a la creación de un “complejo industrial de ONG” financiado con recursos públicos pero sin resultados tangibles.
Rubio respaldó su postura con ejemplos concretos. Señaló que países del África Subsahariana, que han recibido alrededor de 165.000 millones de dólares desde 1991 a través de la USAID, solo han respaldado a Estados Unidos en el 29% de las resoluciones clave en Naciones Unidas.
Del mismo modo, indicó que más de 89.000 millones de dólares fueron destinados al Medio Oriente y el norte de África en el mismo período, sin lograr una mejora en la percepción de EE. UU., que se mantiene menos favorable que la de China en casi todas las naciones, salvo Marruecos.
Además, Rubio también sacó a relucir los fondos destinados a Gaza y Cisjordania, que sumaron 9.300 millones de dólares desde 1991 y, según afirmó, beneficiaron incluso a aliados de Hamas. “No hemos recibido gratitud, solo agravios”, sentenció.
Uno de los ejemplos más contundentes que usó Rubio fue el de los fondos destinados a Gaza y Cisjordania: “9,300 millones de dólares desde 1991, y los beneficiarios incluyeron aliados de Hamas. No hemos recibido gratitud, solo agravios”.
Desde el anuncio inicial en marzo, el cierre de la USAID se tradujo en la cancelación del 83% de los programas y el término de más de 5.000 contratos. No obstante, algunos proyectos fueron restablecidos, en particular aquellos relacionados con medios de comunicación independientes cubanos, ayuda humanitaria y apoyo a presos políticos en la isla.
Desde inicios de julio, la gestión de toda la asistencia exterior recae directamente en el Departamento de Estado, partiendo desde una mirada de mayor eficiencia, supervisión y retorno estratégico. De acuerdo a lo planteado por Rubio, esta nueva gestión se centrará en promover la inversión sobre la dependencia, el comercio en lugar de la asistencia prolongada y la rendición de cuentas frente a la burocracia.
