Dos historias corren hoy por los teléfonos de Cuba vía redes sociales y dibujan, cada una a su modo, el mapa de una impunidad que ya suena rutinaria.
La primera es un aviso preventivo: según el perfil “nioreportandouncrimen”, la Policía Nacional Revolucionaria mantiene “circulado” a Francisco Estiven Tasse, de Palma Soriano, conocido como Yiyi o Pitufo.
La alerta lo describe como “extremadamente peligroso” y pide compartir su foto y datos para evitar nuevas víctimas.
Otra publicación incluye su número de carnet —que aquí omitimos parcialmente por razones editoriales— y recuerda que acumula “múltiples delitos”.
No hay, hasta ahora, un parte oficial que confirme cargos, hechos o fecha de la orden de búsqueda. Pero el mensaje se viraliza porque activa un reflejo: cuando el Estado falla, la gente se avisa entre sí.
La segunda historia no es una alerta sino un nombre propio con responsabilidades.
El mismo perfil habla de otro caso: el de un conductor que el pasado 13 de septiembre habría atropellado a un ciclista y lo arrastró más de 30 metros, sin siquiera darse cuenta del incidente. Como consecuencia del hecho, el joven murió.
«Lo impactó por detrás y ni por frenar hizo”, dijo un testigo del hecho.
Niover Licea identificó al conductor como Henry Orozco, jefe de Combustible de CIMEX en Cienfuegos.
Los relatos de testigos, recogidos en comentarios en otra de las publicaciones, apuntan a un patrón tan común como letal: el chofer iba distraído con el celular “en una carretera que casi no tiene circulación”. Un usuario asegura haberse cruzado con Orozco minutos antes y haberle pitado porque “casi lo choca” por ir mirando el teléfono.
Lo más llamativo de este hecho relatado por Niover Licea, es que según la versión que le han contado sus fuentes, el directivo “está en la calle”, quizá bajo fianza. Tampoco aquí hay comunicado oficial que confirme la identidad del conductor, su situación procesal o el resultado de pruebas periciales, algo imprescindible en un caso con una víctima mortal.
Que un “sujeto muy peligroso” esté suelto y que un directivo “con un muerto encima” también lo esté son, por supuesto, planos distintos del delito. Existe una gran diferencia entre una alerta de “peligrosidad” y un siniestro vial donde se ve involucrado un dirigente, aunque no se trate de un dirigente cualquiera: en este caso estamos hablando del Jefe de Combustible de una corporación poderosísima, que le debe haber hecho favores – entiéndase que son favores relacionados con autos, viajes y combustible – a muchísimas personas influyentes en la provincia. Un hombre de bien, que seguramente ni escapará del país, pero que tiene recursos para hacerlo.
Sin embargo, ambos casos cuentan la misma historia: la de un país que necesita instituciones que informen, investiguen y respondan a la altura del daño. En ambos casos se nota la misma fisura: la necesidad de información pública rápida, verificable y completa. Una mayor difusión nacional (al menos del primer hecho); una aclaración comunicacional por parte de CIMEX y el MININT, que tendría que aclarar cómo ocurrió el segundo hecho; cuáles fueron los protocolos seguidos tras el accidente y medidas adoptadas mientras avanza la investigación.
En ambos casos el silencio alienta el rumor. Mientras no ocurra, las redes seguirán ocupando el lugar del boletín oficial.





