El domingo posterior a Acción de Gracias confirmó lo que advertían las previsiones: los aeropuertos de Miami y Fort Lauderdale no se librarían de la ola de demoras y cancelaciones que golpeó a casi todo Estados Unidos. Un poderoso sistema invernal sobre el Medio Oeste y el noreste, combinado con una temporada alta ya tensionada por semanas de problemas operativos y por el reciente cierre del gobierno federal, acabó trasladando el caos también al sur de la Florida.
En el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), desde la mañana del domingo se reportaban decenas de vuelos demorados y cancelados por conexiones afectadas en ciudades como Chicago, Detroit o Nueva York, donde la nieve obligó a reducir el ritmo de operaciones. Cadenas locales como Local 10 News daban cuenta de, al menos, 213 vuelos demorados y 25 cancelados el sábado, una cifra que siguió creciendo el domingo a medida que el efecto dominó se extendía por la red aérea nacional.
En Fort Lauderdale-Hollywood (FLL), el panorama no fue mucho mejor. El sábado se registraron más de 248 demoras y 10 cancelaciones, según el rastreador FlightAware citado por la prensa local.
Veinticuatro horas después, otro reporte hablaba ya de más de 50 cancelaciones y más de 300 retrasos en ese mismo aeropuerto, mientras a nivel nacional se superaban los 1 100 vuelos cancelados en un solo día.
CBS News Miami subrayó que, pese al aumento de tráfico en Fort Lauderdale, muchos viajeros describían la jornada como “manejable”, con colas largas pero fluidas y personal intentando reacomodar a pasajeros en conexiones alternativas. Aun así, FlightAware contabilizaba 286 demoras y 48 cancelaciones en FLL y 388 demoras y 6 cancelaciones en MIA durante el domingo, cifras que ilustran la magnitud del trastorno en plena operación retorno.
Las causas iban mucho más allá de la meteorología. El sistema llegaba tras semanas de tensión acumulada: primero, por la orden de la FAA de recortar hasta un 10 % las operaciones en 40 aeropuertos importantes, incluyendo Miami y Fort Lauderdale, para manejar la falta de controladores aéreos, lo que ya había provocado decenas de demoras y cancelaciones a inicios de noviembre., destacó Palm Beach Post. Luego, por el impacto del prolongado cierre del gobierno federal, que obligó a reprogramar vuelos y dejó a muchas aerolíneas con márgenes operativos mínimos, señaló NBC 6 South Florida.
Con ese telón de fondo, el gran fin de semana de Acción de Gracias solo necesitaba un detonante. El frente frío que cubrió el Medio Oeste con nieve y viento terminó siendo ese disparador, forzando a los aeropuertos de conexión a espaciar aterrizajes y despegues, y golpeando directamente a los pasajeros que salían o llegaban a la Florida.
Para muchos viajeros, el resultado se tradujo en horas extras de espera, noches improvisadas en hoteles cercanos y cambios de planes de última hora. Para los aeropuertos de Miami y Fort Lauderdale, quedó la constatación de que las advertencias no eran exageradas: tal y como se predijo, el cóctel de clima extremo, sistema aéreo tensionado y récord de pasajeros convirtió el regreso de las vacaciones en una carrera de obstáculos.



















