Desde la mañana del viernes, cuando se produjo el apagón masivo que afectó a todo el país, Cuba ha estado sumida en la oscuridad, tanto literal como metafóricamente. El colapso del sistema eléctrico no solo ha dejado a millones de cubanos sin luz ni agua, sino que ha expuesto las debilidades de un gobierno que no ha sabido adaptarse a los desafíos del siglo XXI.