Una denuncia hecha por la activista Irma Lidia Broek sobre el modo en que se manipula y esconde la verdad, prendió entre sus seguidores porque conectó con lo que muchos viven a diario: hospitales colapsados, médicos obligados a recetar agua y té a enfermos con fiebre alta, vómitos y diarreas, y certificados que nunca dicen la palabra prohibida.
El colapso hospitalario no es un fenómeno aislado. Lo que ocurre en Cienfuegos se replica en Villa Clara, Holguín y Guantánamo, donde las ambulancias escasean y los entierros improvisados se vuelven habituales. La crisis sanitaria se entrelaza con un brote epidémico —posiblemente de dengue o leptospirosis— que el gobierno evita reconocer. Médicos cubanos en redes alertan sobre hospitales sin antibióticos, sin oxígeno y sin electricidad durante horas críticas.
El caso se destapó a inicios de octubre del pasado año, cuando la hija de la paciente advirtió que el reloj —un obsequio de su difunto esposo— había desaparecido de las pertenencias entregadas al ser dada de alta.
En un país que se promueve como potencia médica, las prótesis se arrancan de los muertos y se trafican dentro de los hospitales. Para esta familia, la llamada medicina gratuita se redujo a una travesía de pagos, favores y miedos. La operación fue un milagro; el sistema, un cementerio de ilusiones.
El caso de Mary Fra y la controversia en torno a los médicos cubanos han puesto en evidencia la contradicción en la que se encuentra México: mientras un sector de la población reconoce el esfuerzo de los médicos nacionales, el gobierno apuesta por traer profesionales de un país donde la misma ciudadanía se queja de su sistema de salud.
Estos médicos forman parte de un contingente enviado desde Cuba bajo el marco de un acuerdo de cooperación internacional firmado el 17 de agosto de 2022 entre la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos S.A. (CSMC) y la región de Calabria. Este acuerdo tiene como objetivo aliviar la crisis en los servicios de salud de la región, afectada por la pandemia de COVID-19 y la escasez de personal médico debido al bloqueo de contrataciones por el plan de ajuste financiero de la región.
Thiago Fernando López Riverón, quien ha sufrido complicaciones graves tras una operación en Cuba, ha sido el foco de múltiples reportajes en medios independientes cubanos - siempre ahí, ¿dónde si no? - que cuestionan la calidad de la atención médica que recibió.
La joven, nombrada Mercedes Duartes Pérez, dijo que su madre padece de los nervios y que desde hace rato está descompensada por la falta de medicamentos, y que por este motivo ella, desde el viernes, solicitó el traslado de esta hasta un centro asistencial mediante el servicio del SIUM; sin embargo, hasta ayer martes, todo había sido peloteos y evasivas.
Del accidente se conoce que ocurrió en el municipio Abreus, Cienfuegos, cuando un camión estatal chocó con un vehículo de tracción animal en horas tempranas de la mañana de este martes. Según otra fuente consultada, en el servicio de Urgencias del hospital, testigos refirieron que el accidente ocurrió "en una curva" y que "era oscuro" y que el carretón no tenía iluminación alguna.
Finalmente se logró conseguir alojamiento para dos médicos cubanos que llegaron a trabajar en el hospital local "San Bruno", en la región del Vibo, Calabria, Italia, y que se encontraron de todo, hasta ambulancias, menos un lugar donde dormir y tener sus pertenencias.
En un caso que ha conmocionado a muchos online, un niño de tres años identificado como Enmanuel Rivera Campos, quien sufre de un tumor cerebral, ha estado esperando tratamiento en el Hospital Infantil Sur de Santiago de Cuba.