El caso se juzgó apenas dos meses después de otro atentado contra Trump en Butler, Pensilvania, donde un tirador alcanzó a rozarle la oreja antes de ser abatido por un francotirador del Servicio Secreto. Para la fiscalía, el intento frustrado de Routh buscaba “silenciar las voces y los votos” de los estadounidenses; citando a Thomas Jefferson, los fiscales dijeron al jurado que “nadie decide una elección de esa manera”.