El establecimiento, conocido por su auténtica cocina cubana y ambiente acogedor, había sido un sueño hecho realidad para sus dueños, quienes tardaron años en reunir un equipo compuesto principalmente por trabajadores cubanos.
Críticos han comparado la propuesta con un mal chiste, denunciando que se trata de una forma encubierta de chantaje migratorio y un insulto al debido proceso. Además, mucho se cuestionan si esto es una política real o simplemente otra de las ocurrencias del expresidente para alimentar su narrativa antiinmigrante y mantenerse relevante entre su base.