Malka “Mollie” Horwitz no solo es la sobreviviente del Holocausto más longeva de Miami-Dade, sino también un símbolo de la resistencia humana. Con 109 años cumplidos el 16 de marzo, Mollie continúa contando su historia, desafiando el paso del tiempo con la fuerza de su memoria.
Nacida en Lituania en 1916, fue testigo del horror nazi tras la invasión alemana cuando tenía apenas 25 años. Pasó cuatro años en un gueto, perdió a su esposo y tuvo que enviar a su hijo lejos para salvarle la vida. Tras la guerra, lograron reunirse y emigraron a Cuba antes de llegar a EE.UU. con apenas 20 dólares y dos hijos. Hoy vive en Miami Beach, donde recibe cuidados a través del programa de Asistencia a Sobrevivientes del Holocausto de Jewish Community Services (JCS).
En reconocimiento a su vida extraordinaria, el condado de Miami-Dade declaró el 16 de marzo como el “Día de Mollie Horwitz”, un gesto que honra su legado y el de tantos otros sobrevivientes.
Pero Mollie no está sola. Aunque el número de sobrevivientes del Holocausto disminuye cada año, algunos han alcanzado edades centenarias. Lily Ebert, por ejemplo, murió en Londres en 2023 con 99 años, apenas meses antes de llegar al centenario. En cambio, Alice Herz-Sommer vivió hasta los 110 años; fue pianista, nacida en Praga, y sobreviviente de Theresienstadt. Murió en 2014, convertida en un ícono de esperanza.
También está Gisela Feldman, nacida en Alemania en 1923, quien cumplió 100 años en 2023 en Londres, donde continúa contando su historia. O el caso de Edith “Edie” Eger, autora de La bailarina de Auschwitz, quien sigue activa con 96 años y vive en California.
Las historias de estas personas son faros en medio de la oscuridad, y figuras como Mollie Horwitz nos recuerdan que el compromiso con la memoria no tiene fecha de caducidad.
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