Lo que debía ser un paso más hacia la estabilidad en Estados Unidos terminó en una nueva decepción para Elizabeth, una solicitante de asilo cubana en Las Vegas. Después de esperar ocho meses por una cita con la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), se encontró con que su cita de Asilo Político había sido reprogramada sin previo aviso.
«Tenía mi cita agendada desde el 10 de mayo, pero al llegar me dijeron que, debido al cambio de administración, mi cita fue pospuesta», explicó Elizabeth en español, visiblemente frustrada al medio Fox5. FOX5 intentó comunicarse con ICE para aclarar si efectivamente las reprogramaciones de citas están relacionadas con las nuevas políticas migratorias, pero hasta el momento no ha habido respuesta oficial.
Elizabeth, quien huyó de la represión en Cuba el año pasado, logró ingresar legalmente a Estados Unidos mediante la aplicación CBP One en la frontera. Sin embargo, esta herramienta fue eliminada a principios de mes como parte de una reforma migratoria más amplia, lo que ha dejado a muchos en un limbo legal.
«Conozco a varias personas que se quedaron varadas en la frontera porque sus citas fueron canceladas. Tuvieron muy mala suerte», agregó.
La incertidumbre de Elizabeth no es un caso aislado. En los últimos meses, el aumento en las deportaciones ha generado temor entre quienes llegaron a EE.UU. bajo programas como el Parole Humanitario y CBP One. Estas personas aún no han podido ajustar su estatus migratorio, lo que las coloca en una situación vulnerable ante un endurecimiento de las políticas migratorias.
Desde la eliminación de CBP One, la administración ha puesto en marcha medidas más estrictas para el control fronterizo y la deportación de aquellos que no han regularizado su situación. Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre la creciente cantidad de migrantes que están siendo enviados de vuelta a sus países de origen, incluso aquellos que han solicitado asilo y aún esperan respuesta.
Sin embargo, en el caso de los cubanos, la situación es aún más incierta. Históricamente, el gobierno de La Habana ha sido selectivo en la aceptación de deportados, llegando en algunos casos a rechazar el retorno de ciudadanos cubanos que han salido de la isla sin autorización o que han expresado abiertamente su oposición al régimen. Si La Habana se niega a recibirlos, los migrantes quedarían atrapados en un limbo legal dentro de EE.UU., sin posibilidad de obtener un estatus legal ni de ser deportados formalmente.
Expertos en migración sugieren que, de continuar esta tendencia, podríamos ver un aumento en los llamados «indocumentados inamovibles», personas que no pueden ser regularizadas ni deportadas debido a la falta de cooperación de su país de origen. Esto ya ha ocurrido en el pasado con ciudadanos de otros países con los que EE.UU. no tiene acuerdos de deportación eficientes.
Para estos cubanos, el futuro es incierto. Algunos podrían beneficiarse de órdenes de supervisión o permisos de trabajo temporales, pero otros podrían verse obligados a vivir en la sombra, evitando cualquier interacción con las autoridades por miedo a ser detenidos. La falta de claridad por parte del gobierno estadounidense sobre cómo manejará estos casos solo incrementa la ansiedad de miles de migrantes que ven cómo su sueño de estabilidad en EE.UU. se convierte en una pesadilla burocrática.
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