En Cuba, hay frases que no necesitan explicación cuando uno las ha vivido: “estar a pie y por los amarillos” es una de ellas. Significa estar sin transporte propio, obligado a moverse pidiendo botella —autoestop— y dependiendo de los pocos carros particulares o estatales que se detienen para recoger a alguien en la carretera. En un país donde el transporte público es una ruina y los privilegios se reparten como medallas políticas, esa frase es sinónimo de lucha diaria… o de humillación, según se mire.
Por eso ha causado revuelo que una recién electa diputada al parlamento cubano haya sido captada así: sola, sin carro asignado, con las “patas al aire” como dijo con sorna una usuaria en redes sociales.
La publicación original, compartida por la activista cubana Irma Broek en Facebook, mostraba a la diputada Agramontina, identificada como Tatiana Ramírez Iznaga, caminando bajo el sol y en sandalias tipo alpargatas. No tenía escolta ni chofer, y mucho menos aire acondicionado. Estaba, como dice el pueblo, “a pie y por los amarillos”. Un detalle adicional: la diputada fue nombrada al parlamento la pasada semana. Digamos que este ha sido su estreno: ser vista por el pueblo que no la eligió, sufriendo las mismas carencias. Soportando. Aguantando callada.
El hecho desató comentarios entre el sarcasmo y la sorpresa.
“¿Cómo es posible que no le hayan ordenado un chofer a nuestra aguerrida delegada?”, se quejaba Irma, con una ironía apenas disimulada. Otros bromeaban sobre el “canillaje” de la diputada, o sobre su inevitable tostado solar. Y no faltaron los vecinos de Jayamá, Camagüey —su lugar de residencia— que añadieron más contexto: según uno de ellos, la diputada es en realidad una teniente coronel del MININT y “tiene una moto del Minint”, pero aparentemente no le asignaron gasolina. “No le dieron ni para la p4tisucia”, dijo otro entre risas.
Más allá del choteo criollo, el episodio retrata de cuerpo entero el absurdo del sistema cubano. Porque si algo distingue a la casta parlamentaria es su desconexión con la vida cotidiana del cubano de a pie —literalmente. La diputada, no pertenece a esa casta. No. Ella es de los llamados tontos útiles que le hacen el juego al sistema que los oprime y que a la vez «los estimula» con ser seleccionados a dedo para integrar el parlamento.
Este caso parece ser un error de logística o de rango, más que una política de humildad institucional. Y sin embargo, por unas horas, una diputada estuvo tan expuesta como cualquier cubano común: sin carro, bajo el sol, buscando un amarillo. Como si el sistema se hubiese confundido y le hubiera tocado vivir en el país real.
Un detalle adicional: la diputada fue nombrada al parlamento la pasada semana, durante las sesiones de la X Legislatura. Digamos que este ha sido su estreno: ser vista por el pueblo que no la eligió, sufriendo las mismas carencias. Soportando. Aguantando callada.
Tatiana se suma así a una escueta lista de funcionarios, acólitos del sistema, que han sido perpetuados para la posteridad yendo «a pie y por los amarillos» de un lugar a otro de la ciudad. Pasando trabajo, digamos, en trasladarse «del punto A al punto B», como diría en su momento aquel que fue «el gran gil», y exministro de economía de Cuba: Alejandro Gil.
Entre los que hemos visto a pierruli, en los últimos años están, que recordemos, Aixa Hevia.

Yusuam Palacios.
Ninguno, sin embargo, superará jamás en jerarquía perdida al ex canciller Felipe Pérez Roque.






