La ciudad de Nueva York, que acogió sus éxitos, despidió el pasado 9 de julio a Julio Chang, célebre por su alter ego escénico Musmé, reconocido como uno de los transformistas más icónicos de Cuba. La periodista y curadora Rosa Marquetti compartió el emotivo anuncio en Facebook, donde destacó que Chang fue el único artista de su género en grabar un disco con su propia voz, una joya recogida por la Colección Gladys Palmera.
Trayectoria: de La Habana a la meca del transformismo
Chang creció en La Habana, recorriendo desde temprana edad los cabarets de Marianao y el Vedado. Con una paciencia y meticulosidad comparables a las de muchos artistas orientales, construyó su personaje Madame Musmé con impecable precisión, hasta convertirse en la figura más fina del transformismo habanero de finales de los años cincuenta Radio Gladys Palmera. No solo se destacó por su presencia escénica: sorprendía con una voz propia, afinada en contratenor, capaz de acercarse a la tesitura de una soprano femenina. Fue, junto a Omar Ferrán, de los dos únicos transformistas que cantaban sin ocultar su voz original.
Tras la censura de la ACAT en 1960, que los marginó de los cabarets oficiales, Musmé siguió actuando, pero la Revolución desplazó el género hacia la marginalidad. Chang emigró a México y luego a Estados Unidos, presentándose en lugares emblemáticos como el cabaret El Hipopótamo en Veracruz y el Tijuana Cat en Nueva York, punto de encuentro de artistas gays y cubanos en los años setenta y ochenta.
La joya perdida: vinilo «Pruébame»
La Colección Gladys Palmera custodia una pieza única: el disco “Prúebame”, grabado por Musmé en formato vinilo en los setenta u ochenta durante su paso por el Tijuana Cat.
Rosa Marquetti lo describe como la joya perdida del arte trans cubano. Este LP íntimo y artesanal no solo muestra su voz privilegiada, sino también un repertorio que incluye boleros transculturales —desde el mexicano “El Triste” hasta standards estadounidenses— reflejando la ecléctica sensibilidad de su show en vivo.
Un legado de resistencia artística
Rosa Marquetti, en su post, resalta que la historia de Musmé representa una poderosa historia de identidad y perseverancia, afirmando: “La Habana entera caminó Julio Chang… con el propósito de ser quien quería ser” . Su arte cruzó fronteras, del cabaret habanero a los escenarios internacionales, siempre fiel a su voz, a su estilo y a su comunidad.
Con su muerte en Nueva York, Musmé deja atrás más que un legado performático: su figura revive la complejidad del transformismo en Cuba y su expresión sonora única, ahora inmortalizada en un disco que desafía la invisibilidad histórica. Ese LP es testimonio de una voz que resistió censuras, géneros y fronteras, y que continúa inspirando a artistas trans, performers y aficionados de la cultura queer y cubana.
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