Un asunto manido en los últimos años, sobre todo después de la muerte de Fidel Castro, en boca de deportistas, entrenadores y periodistas, encontró eco por primera vez públicamente en el pentacampeón olímpico de lucha grecorromana y diputado, Mijaín López: solo el profesionalismo podría salvar al deporte cubano.
López, de 43 años, retirado después de París 2024 tras su hazaña inédita de su quinta medalla de oro olímpica en igual número de Juegos en un mismo evento, pidió este jueves que el deporte cubano se «abra» al mundo y al profesionalismo, durante una entrevista con la Agencia Francesa de Prensa (AFP) en Sao Paulo donde participa en la feria anual del Comité Olímpico Brasileño.
El también diputado a la Asamblea Nacional cubana hizo sus declaraciones coincidentemente con el fracaso del equipo varonil de lucha grecorromana en el reciente Campeonato Mundial en Zagreb, Croacia, del que López fue su tradicional capitán en los podios. Los siete luchadores cubanos fueron eliminados en diferentes momentos de la competencia sin aportar medalla alguna.
“El deporte cubano está pasando por un momento muy difícil”, dijo López, hermano menor del boxeador Michel López, bronce entre los supercompletos de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
«Creo que necesitamos abrir el deporte en Cuba», comentó. «Tiene que haber un cambio» (…)»El deporte internacional es un negocio. En los deportes, hay patrocinadores… cosas que en el mundo entero son normales, y ese desarrollo no ha llegado a Cuba».
Cuando se le preguntó si había una necesidad de profesionalizar el deporte cubano, dijo: «Sí, creo que sí». “Hemos perdido muchos talentos. La emigración (las deserciones) ha sido parte de todas esas cosas que están pasando. Los centros de entrenamiento se han deteriorado”, precisó.
Junto a estas cuestiones, otras muchas más están incidiendo negativamente en el actual panorama nacional del deporte cubano cuyas denuncias podrían haber tenido un gran impacto, de haber sido expuestas por López en julio pasado cuando asistió en condición de diputado a la última sesión del Parlamento cubano donde todas sus resoluciones han sido aprobadas por unanimidad desde su fundación en 1976.
Pero López pidió la palabra sólo para denunciar al bloqueo de EE.UU y su negativas de visas, a elogiar al «deporte revolucionario cubano» y al mismo tiempo decir contradictoriamente y antes de quedarse en blanco en su improvisación, que «el deporte no es política», cuando él mismo es un diputado emblemático del castrismo, Héroe de la República de Cuba, condecorado por Raúl Castro, y que con un rápido manotazo al rostro paralizó a un emigrante que pedía libertad para Cuba en el estadio de béisbol de los Juegos Panamericanos de Chile en noviembre de 2023.
En sus comentarios a AFP, López remarcó que él nunca consideró desertar en el transcurso de su carrera de 32 años. “Soy cubano, seguiré siendo cubano y me moriré cubano (…). Nunca dudé (…). Siempre iba con la mentalidad de que iba a obtener una medalla para todo el pueblo de Cuba (…), si no respetas a tu país, no respetas a nadie”, opiniones que han destapado numerosas reacciones encontradas en las redes sociales.
