Ha ocurrido lo que muchos temían por años. La Habana también ha tocado fondo con los apagones. Desde hace varias semanas en la mayoría de los municipios de la capital se cuentan más las horas en la oscuridad que con corriente eléctrica. Las personas amanecen sin corriente y regresan del trabajo sin corriente. El panorama aún dista de la penumbra permanente que se vive en otras provincias del país pero al parecer la capital cubana se está arrimando cada vez más a esa realidad. Pero hay un dato que ya ha entrado en » el juego»: las protestas populares.
Hace apenas dos días el pueblo en municipios como Mariano, Alamar, La Lisa, entre otros se volcó a las calles al grito de » Díaz-Canel vete», » Libertad» y » Queremos corriente». En Mariano fueron especialmente álgidas las manifestaciones. La policía inclusive tuve que retroceder ante los botellazos que les lanzaron los manifestantes. La respuesta del gobierno fue poner la corriente como sucede casi siempre en estos casos. Pero la interrogante está cuando no haya más corriente que poner.
La situación contrasta con las declaraciones del ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, que prometió que el 2026 «sería ligeramente mejor». Viendo el último tramo del año sus palabras parecen más bien un parche para atenuar la desesperación de un pueblo que está al límite por la situación energética que en vez de mejorar se empeora por día.
Levy relacionó la presunta mejoría con la incorporación de energías térmicas y la energía fotovoltaica.
«Si comparamos lo que vamos a tener el próximo año con este que termina podemos decir que: en 2025 tuvimos meses sin Céspedes 3, sin Renté 5, sin Céspedes 4 y sin Este Habana 2. A partir de enero de 2026 vamos a tener todas esas unidades generando. Es una potencia desde principio de año adicional a la que fuimos teniendo paulatinamente en 2025», dijo el funcionario.
«Y, en 2026 también se va a incorporar una potencia grande durante todo el año, por lo que se va a tener una generación superior de energía renovable», añadió.
Lo cierto es que habrá que esperar si se hacen realidad sus palabras en medio de una sociedad que vive al limite entre otras cosas por la falta de corriente eléctrica y que el ministro no se sume a la corriente de Díaz-Canel que pronosticó «un mejor 2025».
