El actor francés Gérard Depardieu, una de las figuras más emblemáticas del cine europeo, ha protagonizado esta semana no un filme, sino un juicio cargado de polémica, acusaciones cruzadas y frases que rozan el surrealismo. A sus 76 años y con una imponente figura que él mismo define como “demasiado vieja y pesada”, el actor se presentó ante el tribunal de París para enfrentar cargos por presuntas agresiones sexuales cometidas en 2021 durante el rodaje de la película Les Volets Verts (Las contraventanas verdes).
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“¿A mi edad y con este cuerpo? ¿Tocar a alguien? No tengo ni ganas ni fuerzas”, soltó Depardieu ante un tribunal que escuchó entre asombro y escepticismo sus declaraciones. “Estoy demasiado gordo para eso. Con esta panza, no puedo poner nada entre mis muslos”, añadió en tono casi cómico, al intentar desmentir una de las acusaciones que lo señala por presuntamente atrapar con sus piernas a una compañera de set.
Los testimonios de las dos denunciantes —una decoradora de 54 años y una asistente de dirección de 34— dibujan un panorama muy diferente. Ambas afirman haber sido tocadas de forma inapropiada por el actor en varias ocasiones, señala BBC, incluyendo tocamientos en los glúteos y el pecho. Depardieu lo niega todo. A lo sumo, admite haber sujetado las caderas de una de ellas para no caerse. Eso sí, no niega haber dicho obscenidades. “A veces digo ‘pussy’ para divertirme… incluso me lo digo a mí mismo”, explicó con aparente liviandad.
El juicio no solo ha puesto en el banquillo a Depardieu, sino también a una Francia que aún lidia con su propia versión del movimiento #MeToo, indica por su parte AP. La figura del actor, quien durante décadas fue símbolo del orgullo nacional, se ha convertido en el reflejo de una cultura que durante años protegió a sus íconos bajo el manto del talento y la fama.
La defensa de Depardieu, encabezada por el combativo abogado Jérémie Assous, ha intentado desacreditar a las denunciantes y ha acusado al feminismo militante de fomentar “denuncias influenciadas”. Pero más allá de los tecnicismos legales, el juicio se ha convertido en un espectáculo mediático donde el actor alterna frases melodramáticas con salidas de tono, mientras el país observa cómo su ídolo de antaño lucha —literalmente— como gato bocarriba para evitar la cárcel.
El tribunal aún no ha emitido su veredicto, pero si es declarado culpable, Depardieu podría enfrentar hasta cinco años de prisión y una multa de 75,000 euros. Aunque, si él tuviera la última palabra, seguramente diría que para eso también está «demasiado viejo y gordo».