La destacada actriz cubana Miriam Learra falleció este sábado 25 de octubre en La Habana a los 88 años de edad, según informó el dramaturgo y crítico Norge Espinosa Mendoza en Facebook, aunque hasta el momento no han trascendido detalles sobre su deceso.
Una de las actrices más conocidas en Cuba por su presencia en el cine, la radio, la televisión y especialmente el teatro, Learra nació en la capital cubana en 1936 y era optometrista de profesión, aunque se vinculó al mundo teatral como participante del taller ofrecido por Julio Matos, en 1962.
En 1963 fue seleccionada para estudiar actuación y dirección en el prestigioso centro DAMU de Praga, Checoslovaquia, donde se graduó en 1966, año en que pasó a integrar Teatro Estudio, donde trabajó en obras como La ronda, Doña Rosita la soltera, Bodas de sangre, Galileo Galilei, El becerro de oro y Don Gil de las calzas verdes.
Alumna de íconos de las tablas cubanas como Adolfo de Luis y Vicente Revuelta, Learra desarrolló su carrera en los 90 como parte de la Compañía Hubert de Blanck y entre 1993 y 1995 dirigió Teatro Estudio.
Es recordada por su participación en telenovelas muy populares como La séptima familia, Las honradas, Tierra brava, Sin perder la ternura, El año que viene y Entre mamparas.
Entre sus lauros destacan el premio a la Mejor actuación femenina en el primer Festival de Teatro de La Habana, en 1980, y el premio a la Mejor actuación femenina en el Festival de Teatro de Sitges, Barcelona, España, por su trabajo en Morir del cuento, de Abelardo Estorino.
Formo parte además de largometrajes clásicos del cine cubano como Un día de noviembre (1972, Humberto Solás), El brigadista (1977, Octavio Cortázar), Aquella larga noche (1979, Enrique Pineda Barnet) y Mambí (1997, Teodoro Río y Santiago Ríos).
Impartió clases en la Escuela Nacional de Arte (ENA) entre 1977 y 1980, y presidió la Sección de Teatro de la Asociación de Artes Escénicas de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de 1982 a 1984.
“Hoy despedidos físicamente a Miriam Learra, una de las grandes luminarias del arte cubano, cuya a los 88 años deja un vacío inmenso en el cine, el teatro y la televisión. Su carrera, que abarcó más de seis décadas, es un testimonio de pasión, elegancia y profundidad interpretativa que marcó generaciones”, recordó la activista Lara Crofs en Facebook.
“Miriam no solo fue una artista excepcional, sino también una maestra dedicada. Como profesora en la ENA y presidenta de la Sección de Teatro de la UNEAC, formó y guió a nuevas generaciones de artistas, dejando un legado que trasciende los escenarios. Hoy, el telón cae, pero la luz de Miriam Learra seguirá brillando en cada obra, en cada alumno y en cada corazón que tocó con su arte”, añadió Crofs.
Para el periodista Wilfredo Cancio, la humildad de Learra “le impidió mayor presencia y reconocimiento mediático, algo que merecía por muchas más razones que otros figurones catapultados con menos cualidades artísticas que ella”.
De acuerdo con Cancio, las actuaciones de Learra con Teatro Estudio son “realmente hitos para la memoria escénica cubana”.
