Expelotero Eriel Sánchez rompe el silencio tras grave bronca: “No fue con un bate” 

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El expelotero cubano Eriel Sánchez rompió el silencio este lunes tras golpear al comisario técnico de la Comisión Nacional de Béisbol (CNB), Miguel Rojas.

Según dijo el espirituano a su coterránea, la periodista Elsa Ramos, de Escambray, “no voy a justificar nada”, porque “no estamos para justificar lo mal hecho o lo incorrecto”, pero cree “necesario” que se escuche su versión de los hechos. 

“Estoy consciente y me siento responsable de toda la actitud que tuvimos desde que perdimos la compostura y dejamos de ser entrenadores, pedagogos, educadores y, con toda falta a la ética, nos convertimos en un espectáculo en el terreno. Lo demás fue una violación de él a mi privacidad. No premedité nada. Él vino a donde estaba yo a agredirme, me defendí”, relató Sánchez a la reportera, a quien recibió en su casa.

Asimismo, el manager del conjunto de Los Gallos de Sancti Spíritus en la 64 Serie Nacional de Béisbol recalcó que no había problemas anteriores entre ellos, que “ambos somos responsables” y que no le dio a Rojas “con un bate como dicen”. “No soy una persona capaz de coger un bate para defenderme de Miguel Rojas”, apuntó.

“Las personas andan diciendo que él tiene problemas en el corazón. Yo lo conozco. Incluso en reuniones de las glorias del deporte me tildan de su abogado porque pedí que le debían vender una carrocería para el auto, que lo debían cambiar para un apartamento en el primer piso”, señaló sobre la manera en que se ha victimizado a Rojas en redes sociales.

Así, Sánchez dejó claro que la acalorada discusión a la que llegaron el pasado sábado 27 de septiembre en el estadio José Antonio Huelga, tras un juego entre Sancti Spíritus e Isla de la Juventud, fue producto de una polémica jugada que se dio en el octavo inning. 

Sánchez subrayó que sabe que se dio una jugada de regla, que conoce que existe: “Las bases están llenas, se conecta un fly al left field y el jardinero pifia la bola, tira a tercera, y allí fuerzan; el tercera fuerza tira a segunda y el jugador de segunda coge la bola, le cae detrás al corredor que entra en un round down y le pone out”. 

“Ahí el árbitro de home señala de manera evidente que vale la carrera, incluso mando al cargabates a que le pregunte y él lo ratifica. Yo juego con esas seis carreras, o sea seis-tres. Luego, la Isla consume su turno al bate en el octavo inning. Nosotros, consumimos el principio del noveno y ya cuando va a comenzar el final de esa entrada para la Isla, que era home club, el árbitro de primera le transmite algo al de home, este me llama y me dice: ‘El juego está cinco a cuatro’. Le pregunto: ¿Por qué? Se reunieron todos los árbitros, empezamos el debate y ellos me explican la regla, que repito, yo conozco.

“Les comento que lo que no entiendo es que no se aplicara en el momento ese, sino después y es donde veo el fallo y la infracción por parte de ellos. Pasa el inning y nosotros ganamos el juego de pelota”, concluyó.

“Cuando se termina el partido, por la amistad o la compenetración que hay entre Miguel Rojas y yo, decido ir hasta allí, me agacho frente a él, en la cerca y le digo, con frases muy peculiares: Oye, compadre, en vez de estar puestos para la bobería de la comida (en referencia a un atraso que había existido en el hotel),  y comiendo de la que pica el pollo, lo que deben es estar puestos es para lo que pasa aquí y que no suceda lo de la jugada porque ustedes son los máximos responsables. Cuando le hablé de esa forma, parece que Rojas no lo asimiló y me respondió con una palabrota: ‘Eriel ¿qué…, quieres tú  yo haga?’”, contó.

Al revivir la discusión en que ambos hablaron “de una forma descompuesta”, Sánchez aclaró a Escambray: “Tuve madre y la tengo en cenizas ahí atrás de donde estamos conversando, es una de las cosas que más aprecio y valoro en la vida. Lo que Rojas alega que dije fue al calor de esa discusión donde nos estábamos diciendo ofensas de parte y parte y ambos nos ofendimos con nuestras madres y otras tantas cosas que no pudiera describir con lujo de detalles. Caímos en una total falta de respeto”.

Y siguió contando: “Hay un testigo, Dailer, el metodólogo del municipio espirituano, que estaba más cerca, porque ni Wilfredo pudo escucharlo porque estaba en la puerta del director del estadio hablando por teléfono. Después sí se acercó y vio toda la algarabía que formamos Miguel Rojas y yo. Incluso, Rojitas me desafió a que entrara para fajarnos”.

No obstante, la pelea inicialmente logró aplacarse. “Fui para mi oficina y acto seguido llegó la directora del Inder. Habló conmigo y le dije: Laidalí, tranquila, no soy hombre de resolver las cosas así, él ahora está asumiendo una responsabilidad de chequeador y yo de director y mañana somos civiles y en la calle podemos vernos y analizar como hombres la falta de respeto que tuvimos. Mi carrera no la voy a echar a perder, le dije. Y ella me respondió: ‘Niño, tranquilo. Mañana nos vamos a sentar a conversar los tres, a analizar el problema y todo va a quedar ahí’”.

Tras hacer el mitin con el equipo y permitirle hablar con la familia, vino lo peor. “Estoy subiendo con mi teléfono para el grupo de directores la foto de nuestro equipo haciendo la firma de apoyo a Venezuela. Habrían pasado 30 o 40 minutos del juego, más o menos. Siento una bulla y cuando paro la cabeza, ya veo a Miguel Rojas entrando a mi oficina. En ningún momento hubo una palabra de su parte de que íbamos a hablar. Eso no existió y tengo como testigo al representante de Islazul, que era quien venía detrás de él atajándolo. En realidad, por su temperamento, por su forma, no pensé nunca que él viniera a atacarme, pero la descomposición era tal que cuando abre la puerta va directo donde estoy yo y me dice algo como que está molesto por lo que nos dijimos de las madres. Me tira un manotazo, yo respondo, le tiro y él se da con una mesa que hay ahí y se cae. Ya el compañero de Islazul trata de intervenir. Rojas se levanta con algo en una mano que no sé qué es lo que era. Y con la otra está sacando la mochila. Cuando veo que tiene un objeto en la mano, por defensa, cojo un palito que hay arriba de la mesa, que es de los lanzadores para hacer ejercicios de estiramiento, y ese palo lo tiro por arriba y le doy en la mano, parece que la punta de la otra parte del palo le da en la cabeza, que no puedo asegurar si la herida fue con el palo o con la mesa cuando le di y él se cayó. Al ver eso, lo dejo todo y a él se lo llevan”. 

“No me siento nada satisfecho porque, en realidad, es doloroso que ocurriera esto con una persona que vemos todos los días. Es doloroso, como ya dije, haber perdido la compostura y no haber tenido cada cual la capacidad de asumir responsabilidades y ver más allá de lo que podía  pasar y mirar mucho más la amistad o el conocimiento que tenemos cada uno del otro”, agregó sintiéndose “apenado” y “avergonzado” de lo sucedido porque “se trata de un compañero de Sancti Spíritus, de alguien con quien, te repito, nunca he tenido ningún tipo de problemas y a quien aprecio mucho”. 

“Para nadie es un secreto que sí tengo carácter, que le doy el frente a las situaciones, pero nunca en la vida he sido capaz de intentar dañar la salud de una persona, aunque se haya dado esta agresión por cosas que ya expliqué y cuyas consecuencias no se miden al calor del momento. Si se me diera la oportunidad otra vez, no pasaría. Duele ver que se me esté tildando de asesino, de cobarde, de muchas cosas que en realidad no lo soy”, remarcó al conversar con el periódico provincial.

“Estoy a la espera de esa decisión y hallo justo que se analice, pero espero que se haga por todas las esferas e investigaciones pertinentes, sin obviar responsabilidades”, señaló al hablar sobre la decisión que deberá tomar la CNB sobre lo ocurrido. 

“Muchos están diciendo que no debo dirigir más, incluso algunos dicen que es porque las redes lo están pidiendo. Creo que deben basarse en los hechos y, si determinan que yo no dirija más, ellos son los que tienen la potestad de hacerlo, pero no porque las redes lo digan. No vamos ahora a sancionar a Eriel porque tenemos que pedir su cabeza y tenemos que dar un escarmiento”, puntualizó ante Ramos antes de romper en llanto.

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