En medio de una constelación de sabores internacionales que van desde el ramen japonés de Ichimi, pasando por la cocina francesa elevada de Bouchon Bistro y el romanticismo italiano de Caffe Abbracci y Zucca, hay un restaurante cubano que se niega a pasar desapercibido en Coral Gables: Havana Harry’s.
Incluido en la lista de los 22 mejores restaurantes de la Ciudad Bella, según el portal Miami New Times, Havana Harry’s no necesita ni estrellas Michelin ni chefs con nombres impronunciables para brillar. Su fórmula es simple: porciones generosas, ambiente familiar y esa sazón que huele a domingo en casa de la abuela.
Fundado hace más de 25 años, el restaurante se ha convertido en el epicentro no oficial de las celebraciones familiares cubanas en el área. Su carta parece una enciclopedia del antojo criollo: desde la vaca frita de pollo, hasta un churrasco relleno de fufú, pasando por costillas glaseadas en guayaba. Cada plato viene acompañado de dos guarniciones (porque uno no basta), y el flan, aseguran muchos, es de los mejores de todo Miami.
Lo curioso es que en una ciudad donde cada vez más abundan los conceptos de cocina experimental, los menús de seis tiempos y los interiores “instagrameables”, Havana Harry’s sobrevive y destaca haciendo justo lo contrario: manteniéndose fiel a sus raíces, sin postureo ni pretensiones.
Mientras locales como Kojin 2.0 o Shingo ofrecen experiencias sensoriales con técnicas japonesas refinadas, Havana Harry’s ofrece lo que muchas veces vale más: comida que reconforta, que no necesita traducción y que, por supuesto, se sirve con un cafecito al final.
En un vecindario que se mueve entre la nostalgia y el refinamiento, Havana Harry’s logra una rara alquimia: ser un lugar que no necesita reinventarse cada seis meses para seguir siendo relevante. En Coral Gables, tierra de trattorias, izakayas y bistrós, un restaurante cubano ha demostrado que el sabor de casa también puede estar en las listas de lo mejor.
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