Elon Musk se despide del gobierno de Trump entre recortes cuestionables, críticas al déficit y un imperio empresarial en crisis
Elon Musk anunció el fin de su fugaz paso por la administración Trump con una despedida que dejó más preguntas que certezas. En apenas cuatro meses al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), el multimillonario prometió una revolución en la administración pública, pero los resultados han sido tan ambiguos como polémicos. Entre cifras infladas, despidos masivos, demandas laborales y un déficit federal disparado, el legado de Musk en Washington podría terminar costando más de lo que supuestamente ahorró.
El multimillonario tecnológico, a través de su cuenta en X (la red social que posee), dijo la noche del miércoles que su tiempo en la administración Trump ha llegado “a su fin” y agradeció a Trump “la oportunidad de reducir el gasto público innecesario”.
“Con la conclusión de mi período programado como Empleado Especial del Gobierno, quiero agradecer al presidente @realDonaldTrump por la oportunidad de reducir el gasto innecesario”, escribió.
“La misión de @DOGE solo se fortalecerá con el tiempo, convirtiéndose en una forma de vida en todo el gobierno”, señaló.
CNN destaca en una nota que estas declaraciones recientes de Musk demuestran que su entusiasmo se ha desinflado y que hasta podría sentirse traicionado por Trump, económicamente hablando.
Durante una entrevista en CBS Sunday Morning, criticó el gigantesco paquete fiscal y de gasto impulsado por Trump: “Aumenta el déficit presupuestario, y socava el trabajo que el equipo de DOGE está haciendo”, dijo. Musk resumió su desencanto con una frase tan afilada como cínica: “Un proyecto de ley puede ser grande o puede ser hermoso, pero no sé si puede ser ambas cosas”.
DOGE asegura haber recortado $175 mil millones en gasto público, pero según varios analistas, menos de la mitad de ese monto cuenta con documentación verificable. La cifra más dudosa, según CNN, es la de $1,086.98 “ahorrados por cada contribuyente”, basada en un número erróneo de contribuyentes individuales. Expertos como la economista Betsey Stevenson calculan que el ahorro real, si existiera, sería de apenas $514 por persona… y eso suponiendo que los datos de DOGE fueran reales.
Pero lo que sí es verificable es el daño: más de 121,000 trabajadores federales despedidos o forzados a aceptar jubilaciones anticipadas. Programas eliminados, contratos cancelados y litigios en curso que podrían costarle al gobierno federal hasta $135 mil millones en recontratación y reentrenamiento. “Lo que hicieron fue incendiar un activo público”, denunció Max Stier, CEO de la Partnership for Public Service.
La ironía no podía faltar. El mismo Musk que entró con motosierra en mano al gobierno ahora critica el gasto desmedido del nuevo paquete fiscal, que según la Oficina de Presupuesto del Congreso añadirá $3.8 billones al déficit. La “cadena de eficiencia” quedó atrapada en el propio lodazal republicano que Musk ayudó a cavar.
En paralelo, su imperio empresarial tambalea. Tesla registró una caída del 70% en sus beneficios del primer trimestre. Las ventas del Cybertruck han sido un fiasco y las cifras en Europa se desplomaron un 50%. SpaceX sufrió un costoso fallo con su nave Starship, mientras que X enfrenta caídas constantes y problemas de reputación. No por gusto, un grupo de accionistas de Tesla acaba de exigir que Musk dedique al menos 40 horas semanales a la empresa que fundó. En una carta enviada a la junta directiva, afirmaron que el CEO actúa como si Tesla fuera solo uno más entre sus múltiples pasatiempos.
Pese a su salida, DOGE no ha muerto. Los empleados designados por Musk siguen incrustados en las agencias federales, con planes de nuevas rondas de recortes. Musk dice que DOGE vivirá como “el budismo sin Buda”, pero en realidad se parece más a un caballo de Troya administrativo. Su portavoz, Katie Miller, también abandonó su puesto… para irse a trabajar con Musk, lo que ha levantado nuevas sospechas de conflictos de interés.
¿Y… dónde está el cheque de los $5,000?
Mientras Musk se despide entre polémicas y promesas incumplidas, miles de estadounidenses siguen preguntando por el famoso “cheque de $5,000” que supuestamente el IRS enviaría como parte de los “ahorros” del gobierno eficiente. Nunca se probó su existencia, y hasta ahora no hay una sola evidencia de que alguien lo haya recibido. Tampoco hay rastro de “los muertos” cobrando cheques, como circularon en teorías conspirativas. El humo no paga facturas.
Ahora mismo, nadie pone en tela de juicio que la incursión de Elon Musk en la política federal estadounidense ha sido una mezcla de marketing, caos y contradicciones. Su legado, hasta ahora, parece inclinarse más hacia el espectáculo que a la verdadera eficiencia. A pesar de los despidos masivos y los supuestos recortes, el déficit ha crecido, su reputación empresarial se ha erosionado, y su ambicioso plan para “arreglar el gobierno” ha dejado más heridas que soluciones.
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