Con el pulso tembloroso por la emoción, Jennifer Clark tomó su teléfono y empezó a grabar. Al otro lado de la puerta aislada del Hospital Infantil de Katy, su hija Abby, de apenas tres años, esperaba con una mascarilla diminuta y los brazos abiertos. Cuando la puerta se deslizó, apareció Connor, su hermano mayor, que corrió a abrazar la niña sin soltar un solo juguete de los que había traído de casa. Nueve días de separación médica —una eternidad para dos niños tan unidos— terminaron en un solo instante de ternura que ha dado la vuelta al mundo.
Abby fue diagnosticada a finales de 2024 con leucemia linfoblástica aguda de células B (B-ALL), un tipo de cáncer infantil reconocido como el más común, pero también uno de los que mayor progreso médico ha logrado: las tasas de supervivencia a cinco años superan hoy el 90 % gracias a terapias secuenciales y fármacos dirigidos. El aislamiento, aunque doloroso, es parte crucial del protocolo cuando los neutrófilos bajan de 500 células/mm³.
Tras recibir un ciclo intensivo de quimioterapia, sus defensas se desplomaron; para ella, el más leve resfriado podía convertirse en una amenaza grave. Por eso los médicos ordenaron un aislamiento estricto: nada de visitas, incluso de sus propios padres y, mucho menos, de su hermano. «Sabíamos que era lo mejor, pero ver a Abby pedir a gritos a Connor rompía el alma», confiesa Jennifer.
El vídeo que tocó miles de corazones y que impulsó una campaña en Gofundme
El reencuentro se produjo el 4 de mayo y apenas duró 30 segundos. Suficiente para que las imágenes se viralizaran primero en redes locales y, poco después, en noticieros nacionales y medios hispanos como NTelemicro5. Miles de personas dejaron mensajes de apoyo bajo el hashtag #AbbyStrong. Algunos, con niños hospitalizados, agradecieron «un recordatorio de por qué nunca dejamos de luchar»
«En ese momento entendí que Abby no estaba solo peleando contra el cáncer; también estaba luchando por volver a ser hermana», dice Jennifer, con la grabación todavía en el fondo de pantalla de su móvil. Para Connor, de seis años, la explicación es más sencilla: «Mi misión era hacerla sonreír».
El vídeo acaba con los dos sentados en la camilla, compartiendo un libro de dinosaurios. Afuera, las enfermeras aplauden en silencio; adentro, Abby y Connor recuerdan que, incluso en medio de la enfermedad, el amor puede ser el mejor remedio.
Para cubrir gastos médicos y de desplazamiento, la familia administra una campaña en GoFundMe titulada “Help Abby Clark Overcome Leukemia”. Las donaciones se destinan a medicinas no cubiertas por el seguro y a mantener a la familia unida durante las hospitalizaciones prolongadas. Quienes no puedan aportar económicamente pueden sumarse a los registros de donantes de médula ósea como Be The Match o DKMS, imprescindibles para niños con recaídas.
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