Más allá de los resultados en la pizarra, Seúl aprovechó la presencia de la selección cubana de béisbol para remarcar que se trataba del primer evento deportivo entre ambas naciones luego del súbito establecimiento de las relaciones diplomáticas el 14 de febrero pasado.
Fue el Día de San Valentín cuando se hizo ese acuerdo ha recordado la prensa sudcoreana. Los dos partidos de exhibición favorecieron a los anfitriones 2×0 y 13×3. Ambas escuadras nacionales competirán dentro de unos días en el mismo grupo del máximo torneo de selecciones de la Confederación Mundial (WBCS), con sede en Taiwán, denominado Premier 12.
En la isla caribeña la relatoría de la prensa oficial se redujo a lo estrictamente beisbolero mientras obviaba la ceremonia que abrió la serie donde el diplomático cubano que se instaló en Seúl desde hace seis meses, Mario Alzugaray – descendiente de una familia conocida en la cancillería – lanzó la primera bola en el impresionante Sky Dome mientras Hong Seok-in, Embajador para la Diplomacia Pública del Ministerio de Asuntos Exteriores, actuaba como bateador.
Las autoridades cubanas han desarrollado una impresionante agenda de viajes con funcionarios de las diversas esferas desde que aterrizó Alzugaray, a quien en Seúl todos ya conocen como «el embajador». Muchos ya comienzan hacer sueño realidad al hacer contacto con el mercado sudcoreano, «bueno, bonito y barato», sobre todo las plazas de Dongdaemun y Dongmyo.
Pero la «ofensiva» cubana sin apenas publicidad, es la orientación de la Plaza de la Revolución, para no irritar – más – a los «hermanos» de la República Popular Democrática de Corea, que nunca antes había estado tanto tiempo sin nombrar embajador en La Habana luego de conocer el sorpresivo restablecimiento de las relaciones diplomática de la Isla con su archienemigo, Corea del Sur.
Los vínculos entre ambos habían sido inaugurados en 1949 e interrumpidos 10 años después tras llegar Fidel Castro al poder. El pasado 25 de septiembre el Ministro sudcoreano de Relaciones Exteriores, Cho Tae-yeol, se reunió a puerta cerrada con su homólogo cubano , Bruno Rodríguez Farilla, durante casi una hora en Nueva York, Estados Unidos, en el contexto de la Asamblea General de la ONU.
Fue el primer encuentro entre los dos cancilleres desde el acuerdo de las relaciones diplomáticas de febrero, discutieron formas de cooperar, y la apertura de una embajada permanente en el país del otro «lo más pronto posible». La cita ocupó grandes espacios en la prensa sudcoreana; todo lo contrario en el Granma y Cubadebate. Por esos días apareció en La Habana el nuevo embajador norcoreano, Han Soo-cheol y tras entregar sus cartas credenciales al vicepresidente Salvador Valdés, pidió para días después una cita con el gobernante Miguel Díaz-Canel para ponerle en sus manos una carta personal de su líder, Kim Jong-un.
“El camarada Kim Jong-un y nosotros tenemos la responsabilidad de fortalecer aún más esta relación” dijo en la ocasión el mandatario cubano en la misma cuerda de las expresiones del enviado de Pyongyang. Los varios meses de ausencia en La Habana del principal diplomático norcoreano coincidieron con numerosas entrevistas en Seúl en la prensa sudcoreana de un desertor de la embajada de la RPDC en Cuba.
La agencia sudcoreana de noticias Yonhap resumió los pronunciamientos de Kim y Canel en cuanto a la profundización de las relaciones entre los dos países como «retórica común» en el campo de la diplomacia, en momentos en que los contactos entre funcionarios de Seúl y La Habana aumentan.
«Por otro lado, Corea del Norte ha estado realizando acciones que pueden interpretarse como una muestra indirecta de su ‘descontento’ por el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Corea y Cuba, como compartir escasamente noticias relacionadas con Cuba, que había estado difundiendo tradicionalmente», escribió Yonhap.
No se descarta ver en breve a una decena de jugadores cubanos bajo el convenio de la Federación Cubana actuar en la Liga Profesional de Béisbol de Corea del Sur. Ya en este país conocen en vivo a los deportistas cubanos, pero que han actuado por cuenta propia en el mismo, tras desmarcarse del sistema deportivo de la Isla y ser fichados por clubes profesionales de béisbol y voleibol. Bajo esa condición dos cubanos juegan en la actualidad en la pelota coreana con el club SSG Landers, el lanzador Roenis Elías y el jardinero Guillermo Heredia. Otros tres lo hacen en el voleibol: Giselle de la Caridad Silva, Leonardo Leyva y Yosvany Hernández.
La santiaguera Silva, de amplio kilometraje por Europa y también con nacionalidad de Azerbaiyán, lanzó la primera bola en el segundo juego de Cuba contra Corea del Sur. En junio estuvo en Seúl en conversaciones con el presidente de la Liga Coreana (KBO), Heo Heo-yeon, el titular de la Federación Cubana, Juan Reinaldo Pérez Pardo y los acuerdos podrían llegar a niveles nunca antes visto porque a través del deporte, y en este caso el béisbol, los sudcoreanos querrán aprovechar también para hacer ver el acercamiento con Cuba como un revés para Pyongyang no sólo simbólico sino como una pérdida de influencia política y diplomática del régimen comunista de Kim Jong-un. Aunque en La Habana te hagan malabares con los discursos, hoy muchos cubanos se preguntarán hoy de que valió el haber sacrificado a tantos atletas por el «boicot cubano» a los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988.