En una casa modesta de Bristol, Connecticut, el cubano Moisés Ricardo acaba de sumar una preocupación más a una lista que ya incluía una operación a corazón abierto y la incertidumbre económica de la jubilación. A sus 59 años, después de 17 viviendo en Estados Unidos y tres en esta ciudad, Moisés estaba a punto de cumplir un objetivo que define como “un sueño”: convertirse en ciudadano estadounidense, señala NBC Connecticut.
Su examen de ciudadanía estaba fijado inicialmente para el 12 de noviembre de 2025. Una emergencia médica lo obligó a someterse a una cirugía cardíaca y reprogramar la prueba para el 6 de enero de 2026. Parecía solo un retraso administrativo hasta que, la semana pasada, recibió una carta de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) informándole de la cancelación de la cita, sin ofrecer motivos ni nueva fecha.
La explicación llegó por otra vía. El 2 de diciembre, USCIS emitió un memorando interno ordenando la pausa de todas las solicitudes de inmigración —incluidas residencias y naturalizaciones— de personas procedentes de 19 países catalogados como “de alto riesgo”, entre ellos Cuba y Venezuela. La medida se adoptó tras el tiroteo en Washington D. C. en el que un refugiado afgano está acusado de matar a una miembro de la Guardia Nacional e herir a otro soldado cerca de la Casa Blanca, detalla AP News.
El Gobierno sostiene que el congelamiento es necesario para revisar expedientes, reforzar la “depuración” y evitar fallos en el sistema de vetting. Pero organizaciones de abogados de inmigración advierten que, más allá del caso afgano, la orden tiene un impacto masivo sobre solicitantes que llegaron legalmente, han pasado años trabajando y no tienen antecedentes penales, como Moisés. La Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) habla de “cambios rápidos que generan caos e incertidumbre” y que dañan también la salud mental de los afectados.
En Connecticut, legisladores demócratas han denunciado la pausa como una medida discriminatoria y políticamente motivada. El representante John Larson recordó que Estados Unidos se define a sí mismo como “una nación de inmigrantes” y cuestionó que se castigue a personas que llevan años cumpliendo con las reglas.
El caso de Moisés no es aislado. En Nueva York, la nueva política ha alcanzado a solicitantes afganos con trámites de residencia en curso, algunos incluso detenidos pese a estar en proceso regular, señala Los Angeles Times. Reportes de prensa apuntan a cancelaciones de entrevistas de naturalización y ajustes de estatus en varios estados para personas de los 19 países incluidos en la lista, indica por su parte The Guardian.
Mientras abogados preparan posibles impugnaciones judiciales y congresistas prometen presionar al Departamento de Seguridad Nacional, Moisés solo quiere una respuesta clara y una nueva fecha. Dice que la ciudadanía le permitiría finalmente jubilarse con acceso pleno a la seguridad social y cerrar un ciclo que empezó cuando salió de Cuba huyendo de la represión.
“Después de todo lo que he vivido en este país, llegar al momento en que me reconocen como ciudadano sería un privilegio enorme”, explicó al canal local. Ahora, ese momento ha quedado suspendido indefinidamente por una decisión política tomada lejos de su barrio de Bristol, pero que se siente directamente en su mesa de cocina.
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