Después de 25 años marcando el paso en la música tropical y urbana, Gente de Zona no necesita probar nada. Ya se coronaron como reyes del cubatón (reguetón cubano), con hits globales como La Gozadera o Bailando, y una lista de colaboraciones con gigantes como Marc Anthony, Enrique Iglesias, Jennifer Lopez, Laura Pausini y más. Sin embargo, lejos de instalarse en la comodidad de repetir fórmulas ganadoras, Alexander Delgado y Randy Malcom han decidido emprender una misión: llevar el reparto cubano al mundo.
Y aunque a primera vista podría parecer un intento de reinventarse, lo que está ocurriendo es más profundo. Como revelaron en entrevista con El Sol de México, su nuevo álbum, titulado «Reparto by Gente de Zona», no es un cambio de estilo, sino una apuesta estratégica, simbólica y cultural: “Queremos que el mundo entero conozca que en Cuba hay un género que domina las calles”, dijo Alexander. “Es nuestro gran acercamiento a Cuba”, subrayó.
Del barrio al escenario global
El reparto —a veces también llamado “reparto cubano”— es un subgénero urbano nacido en los barrios de la isla, y que combina bases de reguetón, electrónica y música afrocubana, con letras cargadas de jerga popular, irreverencia y una fuerte impronta local. No es un género que haya contado históricamente con promoción internacional, apoyo institucional ni presencia en festivales ni playlists de plataformas globales. Y por eso la iniciativa de Gente de Zona es tan importante.
Lejos de querer apropiarse del movimiento, lo que están haciendo es usar su alcance internacional como altavoz para dar visibilidad a los jóvenes reparteros. Ya han lanzado varios adelantos: La Almohada, junto a El Metaliko; Cosas bonitas, con El Kamel, L’Kimii y un cameo final de Los Muñequitos de Matanzas; Se trata, con Dany Ome y Kevincito el 13; y La Conga, con Los Datway y los hermanos Pututi. Pero hay más nombres en el disco: Chocolate MC, El Dray, Haned Mota, Un Titico, Harryson, Dukecito, El Zurdo, Wow Popy, Lucho dBi… En total, más de una docena de colaboraciones.
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“Cada canción que hemos lanzado lo hemos hecho con un visual narrando una historia”, explicó Alexander. Y es que el objetivo no es solo que el reparto suene, sino que se entienda. Que no se vea como ruido de barrio, sino como lo que realmente es: la forma más auténtica y directa de expresión musical de la Cuba joven y urbana de hoy.
Un gesto político (aunque nunca lo digan o reconozcan así)
Pero detrás del nuevo disco hay algo más que música. Como dejó entrever Randy Malcom, hay también una denuncia: “Nunca hemos tenido multinacionales que saquen nuestra música… fuimos vetados en Estados Unidos muchos años. Cuando vives en una dictadura, pasan muchas cosas. Hay muchas orquestas increíbles en nuestro país que nunca pudieron lograr lo que hoy logramos por problemas políticos”.
Lo que dice Randy tiene más peso del que muchos pueden notar. Porque si hay algo que ha marcado la historia musical de Cuba desde 1959 es su exclusión del circuito comercial internacional. Durante la primera mitad del siglo XX, músicos cubanos viajaban, grababan y triunfaban en Nueva York, Ciudad de México, Buenos Aires, París… Cuba era, junto a Brasil y Estados Unidos, una de las tres grandes potencias generadoras de géneros musicales del mundo: son, mambo, bolero, cha cha chá, guaguancó, jazz afrocubano.
Sin embargo, tras el triunfo de la revolución, el país quedó geopolíticamente aislado. El embargo estadounidense, la censura ideológica del régimen cubano, la falta de estructuras privadas de producción y promoción, y la demonización mutua entre La Habana y Miami fragmentaron el ecosistema musical cubano. Lo que antes era una red viva y fluida, se volvió una suerte de trinchera. Y en esa trinchera, los músicos cubanos han tenido que sobrevivir sin las condiciones mínimas para competir en igualdad de condiciones con artistas de otros países.
Algunos lo lograron, sí. Los Van Van, Chucho Valdés, Silvio Rodríguez. Pero son la excepción que confirma la regla. Y más aún en el mundo de la música urbana, donde el acceso a plataformas, disqueras, colaboraciones y visibilidad global es clave. En ese escenario, los reparteros nacidos y criados en Cuba —en barrios sin estudios ni visas ni TikTok ilimitado— parten con una desventaja estructural frente a artistas de Puerto Rico, Colombia, República Dominicana o España.
La coronación del reparto no será por desbancar a nadie
Ahí es donde entra Gente de Zona. No vienen a quitarle la bandera a los reparteros, vienen a ayudar a poner esa bandera en alto. Tienen la estructura, la audiencia y la experiencia. Y quieren usar eso para que el reparto llegue al circuito global. “Pensábamos que nuestra música no se iba a volver global jamás y solamente haríamos giras para la comunidad cubana exiliada. Pero aprendimos mucho de los grandes artistas con los que colaboramos”, dijo Randy, recordando su paso por escenarios con Enrique Iglesias o Marc Anthony.
El próximo 7 de junio celebrarán su aniversario con un concierto en el Kaseya Center de Miami, y luego tomarán rumbo a Europa. Será el punto de partida para que “Reparto by Gente de Zona” inicie su propio recorrido.
Y si todo sale como ellos esperan, el reparto podrá empezar a competir, aunque sea un poco más cerca del mismo punto de partida que los demás géneros latinos. No se trata de moda, se trata de justicia cultural. De visibilidad. De devolverle a la música cubana un lugar que nunca debió perder.
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