Con el mismo ímpetu con que improvisa en tarima, Cándido Fabré no se contuvo esta vez. Pero su descarga no fue musical, sino una crítica sin anestesia al estado actual del béisbol cubano. A través de su cuenta en Facebook, el cantante -conocido por su lealtad al oficialismo- sacó el bate y arremetió contra la política de selección de peloteros de la Federación Cubana del Beisbol.
En un post que ha encendido los comentarios en redes, Fabré lamentó que los peloteros que juegan bajo el sol caribeño, “con mil necesidades personales”, sean ignorados mientras se privilegia a quienes triunfan en ligas extranjeras. “¿Por qué aquí no se respeta el sacrificio de quienes se entregan a pleno sol?”, preguntó el artista, quien carga en sus palabras un dejo de nostalgia por la época en que la pelota cubana era símbolo de orgullo nacional.
Fabré, quien fue testigo cercano de las glorias deportivas, no dudó en exaltar aquellos días bajo la égida de Fidel Castro. “Cuba era el desvelo del béisbol mundial”, escribió, recordando una era en la que el país se alzaba con títulos en Juegos Panamericanos, Mundiales y Olimpiadas sin necesidad de jugadores emigrados ni contratos millonarios.
A sus 67 años, el músico santiaguero se muestra desencantado con la gestión actual del deporte nacional, al punto de criticar incluso decisiones simbólicas como declarar el béisbol Patrimonio Cultural de la Nación. “Declararon el béisbol Patrimonio Nacional cuando ya en los barrios no se juega pelota”, apuntó con ironía.
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Lo que parece dolerle más a Fabré no es solo el deterioro técnico, sino el abandono del espíritu. Según él, la obsesión por convocar a estrellas de las Grandes Ligas ha dejado fuera a muchos talentos locales que, pese a las carencias, siguen entrenando con la ilusión de vestir la camiseta de las cuatro letras. “Muchos abandonan el país con la esperanza de un día poder representar a esta Cuba nuestra, que en estos años ni con Grandes Ligas hacemos un buen papel, solamente papelazos”, sentenció.
Las palabras del artista llegan en un momento delicado para el béisbol cubano, que no ha logrado reponerse ni siquiera con el regreso parcial de figuras formadas en la isla pero desarrolladas en el extranjero. Entre éxodos masivos, ligas vacías y graderíos apagados, la pelota se tambalea mientras la afición se reparte entre la nostalgia y el desinterés.
