El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a perfilar con nitidez el eje de su política migratoria: no solo impedir nuevas entradas, sino impulsar la salida de quienes ya residen en el país, incluso con procesos en curso o estatus legales revisables.
En un intercambio con reporteros a bordo del Air Force One, difundido por la Casa Blanca, el mandatario definió su concepto de reverse migration de forma tajante. Ante la pregunta de qué quería decir con ese término, respondió: “Significa sacar a la gente que está en nuestro país. Sacarlos de aquí. Quiero sacarlos. Tenemos mucha gente en este país que no debería estar aquí, y que entró gracias a Biden”.
Las declaraciones se producen en medio de un endurecimiento sin precedentes del andamiaje administrativo: revisiones masivas de green cards a ciudadanos de 19 países —entre ellos Cuba y Venezuela—, suspensión indefinida de decisiones de asilo y la advertencia de que se podría buscar la desnaturalización de inmigrantes que, a juicio del mandatario, “socaven la tranquilidad nacional”.
Consultado sobre la duración de la pausa en el asilo, Trump insistió: “Mucho tiempo. No queremos a esa gente. Ya tenemos suficientes problemas. No los queremos aquí”.
Al ser presionado para precisar a quiénes se refería, apuntó a personas de países “no amistosos o fuera de control”, mencionó a Somalia y arremetió contra la congresista Ilhan Omar. En el mismo intercambio, dejó abierta la puerta a retirar la ciudadanía adquirida por naturalización en ciertos supuestos. A la pregunta de si planea desnaturalizar a inmigrantes, contestó: “Si tengo el poder para hacerlo, lo haré. Absolutamente”.
El giro retórico y operativo se enmarca en un paquete de medidas que busca reconfigurar la gestión migratoria hacia la “migración inversa”, concepto con el que la Casa Blanca pretende justificar desde la seguridad nacional la combinación de controles más estrictos y ampliación de causales de salida.
En términos políticos, el mensaje refuerza la narrativa de que la solución no pasa por “abrir menos la puerta”, sino por “vaciar la casa”, como resumen colaboradores del entorno presidencial. Mientras, organizaciones de defensa de inmigrantes advierten que la revisión de tarjetas de residencia, la paralización del asilo y la eventual desnaturalización abrirían una nueva etapa de litigios y tensiones federales con fuerte impacto en comunidades ya asentadas en el país.
