El voleibol cubano despide a Lázaro Beltrán, uno de los pilares de la generación dorada que elevó a la selección masculina de Cuba a la élite mundial. Tenía 61 años.
La noticia de su fallecimiento se conoció a través de una publicación en Facebook de su excompañero Ihosvany Hernández, quien escribió: “Hermano, gracias por ser parte de mi evolución como hombre y persona. Descansa en paz #6”. El mensaje activó de inmediato una ola de condolencias y recuerdos entre antiguos jugadores, entrenadores y aficionados.
A las muestras de duelo se sumó el pasador Raúl Diago, con un sentido mensaje: “EPD, hermano. Triste Noticia. Mi más sentido pésame a toda su familia y amigos”.
También el mítico técnico y exvoleibolista Orlando Samuels lamentó la pérdida: “Muy triste noticia el fallecimiento de este gran voleibolista y muy buen compañero, otro que se nos va de la gloriosa generación de los 90 mi más sentido pésame a familiares y amigos DEP”.
Beltrán fue pieza clave de una selección que se codeó con las mejores del mundo. Como bloqueador central, integró el equipo que alcanzó la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Brasil 1990, consolidando el prestigio internacional del voleibol cubano.
Su huella también quedó en la medalla de oro de los Juegos Panamericanos de La Habana 1991 y en los títulos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santiago de los Caballeros 1986 y Ponce 1993, logros en los que su presencia resultó determinante.
Más allá de los títulos colectivos, fue uno de los líderes de aquel grupo y cosechó reconocimientos individuales que ratificaron su calidad en la malla alta.
Tras despedirse de las canchas en 1993, encontró una nueva etapa en los banquillos: emigró a Estados Unidos y continuó vinculado al deporte como entrenador, trasladando su experiencia a nuevas generaciones y reforzando, desde otro rol, el legado de excelencia que construyó como jugador.
Con su adiós, el voleibol cubano pierde a una figura emblemática; quienes compartieron cancha con él lo recuerdan no solo por sus bloqueos y su entrega competitiva, sino por su carácter, compañerismo y el número 6 que marcó una época.





