El comediante cubano Ulises Toirac volvió a encender el debate público con una crítica frontal a las prioridades del poder en la Isla. En un texto publicado en Facebook, cuestionó que se convoquen demostraciones de apoyo a causas extranjeras, Venezuela o Palestina, mientras la población lidia con carencias severas. Su consigna fue inequívoca: “La candela es aquí”.
Toirac sostiene que, puertas adentro, el país parece dar “el chance para movilizar manifestaciones de respaldo a… lo que sea que se respalde fuera de Cuba”, incluso en horario laboral, como si “los problemas […] no son tan acuciantes (sobre todo los económicos) como para no gastar y convocar”.
A su juicio, persiste la inmovilidad del aparato estatal y faltan decisiones “valientes” y de emergencia. Por eso pide una reacción “mucho más gigantesca, proactiva, objetiva y valiente” enfocada en remontar la crisis interna.
El humorista describe un panorama cotidiano de precariedad: “la gente se está muriendo (literalmente) por falta de higiene, de comida, de salud, de estabilidad sicológica”, un cuadro agravado por los apagones, mientras las autoridades actúan como si “todo puede esperar”.
Añade un matiz sobre la participación en estos actos: “uno [asiste] en buena parte por miedo”. Y advierte que, si “Venezuela y Palestina están corriendo graves riesgos, Cuba también”, apelando a la ética martiana que exige prosperidad para ejercer la bondad, con la que reclama atender primero el naufragio doméstico antes de “mirar afuera”.
Toirac aclara que no está convocando “manifestaciones de protestas populares generales en la calle”, sino a reordenar las prioridades: “nuestra nación, nuestra economía, nuestros ciudadanos, nuestra supervivencia como Nación”. Remata con un llamado directo: “Basta de mirar afuera… ‘La candela es aquí’”.
Sus palabras llegaron horas después de un acto masivo en La Habana, organizado por el gobierno en medio de la tensión regional tras el despliegue de bombarderos B-52 de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela. En la movilización, el Ejecutivo reiteró su cercanía al chavismo y lanzó un mensaje político sin ambages: “quien se mete con Venezuela, se mete con Cuba”.
De acuerdo con la cuenta oficial de la Presidencia en X, más de 50 mil personas se congregaron en la Avenida de los Presidentes, en el Vedado, frente a la estatua de Simón Bolívar, para expresar “solidaridad con la patria de Chávez” y “rechazar la militarización del Caribe por parte del gobierno estadounidense”.
Ese despliegue contrasta, sin embargo, con la vida diaria de millones de cubanos, que siguen entre apagones prolongados, hospitales al límite y escasez de agua potable, mientras aguardan (cada vez con menos expectativas) que la gestión pública vuelva a colocar en el centro a quienes más lo necesitan: los ciudadanos.
