Mercedes Roque, madre de Antonio Rassi Roque, continua exigiéndole a las autoridades cubanas una explicación clara y documentada sobre la muerte de su hijo el 18 de agosto de 2025 dentro de la Unidad Militar del Calvario, conocida como “la 50” (18 y 64, municipio Arroyo Naranjo). Desde entonces, asegura, solo ha recibido respuestas vagas, versiones contradictorias y la ausencia sistemática de los mandos que debían responder por lo ocurrido.
Ahora, según reseña la activista Lara Crofs, le ha pedido ayuda en la divulgación del caso.
«Ayer me escribió esta madre desesperada, atravesando por la pérdida en condiciones no aclaradas, en el Servicio Militar,» comenzó diciendo Lara en su perfil de Facebook. Luego, añadió:
«Vamos ayudar a que el reclamo de esta madre rota, se haga latente y ella pueda obtener repuestas sobre cómo sucedieron los hechos del fatídico desenlace con su hijo.»
Días antes, la madre del joven se cuestionaba cómo era posible que los oficiales no advirtieran ni encausaran señales previas de deterioro en la salud mental de su hijo tales como: depresión, falta de aseo, un único uniforme sucio (que el propio político habría mandado a lavar) y serios problemas de sueño, que habrían sido ignorados por los responsables.
Los testimonios citados por medios y familiares de reclutas indican que el joven se disparó; versiones iniciales hablaron de accidente por inexperiencia con el arma; pero la madre acusa a las autoridades de negligencia y falta de valoración psicológica antes de asignarle un arma, y mantiene su exigencia de responsabilidades y transparencia.
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Según relató ella misma en redes sociales, Antonio llamó a su madre a las 8:55 a. m. del 18 de agosto, horas antes de una guardia programada para las 2:45 p. m. Entre esos dos momentos “pasó algo” que la versión oficial intentó cerrar como “decisión propia”.
La madre rechaza ese relato y lo considera una reacción a un hecho provocado dentro de la unidad. Pide una nueva comparecencia formal con el jefe de la unidad, el político, el jefe de pelotón y el oficial a cargo de la guardia en ese turno, para reconstruir con precisión qué sucedió en ese lapso crítico.
Roque detalla una secuencia de gestiones sin resultados: primera entrevista el 25 de agosto “inconcluyente”; regresos el 15 y el 24 de septiembre sin ser atendida; y, finalmente, el 30 de septiembre, una reunión con una comisión encabezada por un teniente coronel de la Fiscalía —“sin competencia directa en el hecho”, señala— y otros oficiales que no eran los responsables del puesto ni los mandos inmediatos del conscripto. En esa cita, dice, le hablaron de “transparencia”, pero los principales jefes no acudieron y las explicaciones “carecieron de sustento”.
Compañeros de unidad habrían descrito a Antonio con señales evidentes de deterioro anímico y físico: tristeza profunda, insomnio y descuido en su aseo, al punto de llevar un único uniforme “muy sucio” que, según admitió el político de la 50 en una reunión, mandó a lavar él mismo. Para la madre, esos indicios debieron activar protocolos de atención y supervisión, y su ausencia apunta a negligencia.
El caso ha sido recogido por medios independientes. Una nota de 14ymedio informó del silencio oficial en torno a dos reclutas fallecidos recientemente en La Habana, entre ellos Antonio Rassi, y del reclamo de sus familias por una investigación con responsables presentes y documentos en regla. Martí Noticias también difundió la denuncia de la madre en sus redes, amplificando la demanda de respuestas y transparencia.
El reclamo de Mercedes Roque se inserta en una cadena de episodios que han colocado al Servicio Militar Obligatorio bajo escrutinio público: familias que denuncian maltratos, protocolos de evaluación psicosocial incumplidos y secretismo en situaciones graves. “No voy a parar hasta saber qué pasó entre las 8:55 a. m. y las 2:45 p. m.”, escribió. “Mi hijo fue criado con valores y tenía una carrera por delante. Su muerte era evitable”.
Hasta el cierre de esta nota, la madre seguía esperando la reunión con los jefes responsables de la 50 y un informe técnico —autopsia, parte de guardia, bitácoras de puesto y reportes de mando— que permita esclarecer con rigor el hecho. Mientras tanto, su llamado se repite en redes y medios: verdad, documentos y responsables sobre la mesa.





