Villa Clara de luto: dos accidentes dejan al menos dos muertes que enlutan a la provincia

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Las carreteras de Villa Clara amanecieron el pasado 4 de octubre con la noticia de otro accidente de tránsito mortal. En la carretera de La Moza, en Manicaragua, la colisión de un viejo automóvil Polski y una ambulancia de la Empresa Militar Industrial Ernesto Che Guevara dejó un saldo de un fallecido y diez lesionados, dos de ellos inicialmente reportados en estado crítico. El fallecido fue identificado como Adalberto Armas Hernández, de 37 años, natural de Vueltas, en el municipio de Camajuaní.

Las autoridades sanitarias confirmaron a la Agencia Cubana de Noticias que siete de los heridos necesitaron hospitalización, uno de ellos en cuidados intensivos por un traumatismo craneoencefálico severo. Otros tres fueron atendidos de manera ambulatoria. El parte médico, divulgado por la dirección de salud provincial, y citada por el portal CMHW habló de “evolución favorable” en varios pacientes y de un acompañamiento constante a los familiares.

Sin embargo, este accidente no llegó solo. En paralelo, las redes sociales en Villa Clara se estremecieron con otra muerte, la de Eriel Mirabal Machado, un joven muy querido por sus amigos, familiares y colegas, que falleció también en un accidente, según confirmaron allegados en Facebook. La noticia corrió de boca en boca en cuestión de horas, multiplicando las muestras de dolor y desconcierto.

Lo que más impactó fue que, apenas horas antes de su muerte, el propio 4 de octubre, Mirabal había compartido un post ligero en Facebook, bromeando con sus amistades y recibiendo comentarios cariñosos. Al amanecer del día siguiente, esas mismas amistades llenaban su perfil de mensajes de despedida y lamentos por una vida que se apagó demasiado pronto. “No me lo creo”, repetían muchos, incapaces de procesar que un accidente de tránsito truncara tan repentinamente la existencia de un hombre descrito como buen hijo, esposo y padre.

Los dos casos, ocurridos casi al mismo tiempo en la provincia, dieron cuenta del vacío que dejan estos muertos: hijos pequeños que no verán a su padre regresar, amigos que no volverán a compartir una cerveza ni una broma, madres y esposas sumidas en un duelo inesperado.

La coincidencia geográfica no es casualidad. Villa Clara se ha convertido en una de las provincias donde con mayor frecuencia se reportan accidentes graves. Carreteras estrechas, vehículos antiguos en mal estado técnico, ambulancias y autos estatales forzados a recorrer distancias enormes sin garantías mecánicas mínimas, y la casi inexistente cultura de respeto vial, componen un cóctel que sigue cobrando vidas.

En Manicaragua, las autoridades del Partido Comunista y del Gobierno se hicieron presentes para acompañar a los familiares de las víctimas y prometer investigaciones sobre las causas del choque. Pero entre la población crece la percepción de que esas investigaciones rara vez se traducen en cambios reales, y que los accidentes seguirán siendo parte del día a día mientras no se enfrente el deterioro estructural de la red vial y del parque automotor cubano.

La muerte de Adalberto Armas Hernández y de Eriel Mirabal Machado son dos historias distintas unidas por una misma tragedia: el tránsito en Cuba, convertido en amenaza latente para cualquiera. Cada choque abre no solo heridas en las víctimas directas, sino también grietas en la confianza de una sociedad que siente que puede perder a un ser querido en cualquier viaje corto.

En Villa Clara, octubre apenas comienza, y ya deja una marca de luto.

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