Horror en Michigan: un exmarine ataca iglesia mormona y deja al menos cuatro muertos

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La mañana de domingo en Grand Blanc Township, una localidad situada a unos 60 millas al noroeste de Detroit, se transformó en una pesadilla. Eran las 10:25 a.m. cuando Thomas Jacob Sanford, un exmarine de 40 años, irrumpió con violencia en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Condujo su camioneta contra la entrada principal, donde colgaban dos banderas estadounidenses, y tras abrirse paso entre los muros comenzó a disparar indiscriminadamente contra los cientos de fieles que se encontraban en pleno servicio religioso. Acto seguido, roció gasolina y prendió fuego al edificio.

El saldo inicial fue devastador: al menos cuatro personas murieron y ocho resultaron heridas, una de ellas en estado crítico.

Entre las víctimas fatales hay dos que quedaron atrapadas en el incendio y perecieron dentro del templo, reducido a escombros tras un incendio que consumió gran parte de la estructura. Una persona falleció en el propio lugar por heridas de bala y otra más murió en el hospital. El propio Sanford fue abatido minutos después por agentes de la policía local, que respondieron en menos de un minuto tras la llamada de emergencia.

El jefe de policía de Grand Blanc Township, William Renye, confirmó que la iglesia quedó en pérdida total y advirtió que todavía podrían encontrarse más cuerpos entre los restos.

“No sabemos cuántas personas siguen sin localizarse. La magnitud del fuego impide avanzar con rapidez”, explicó en conferencia de prensa. La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) indicó que el atacante usó gasolina como acelerante, y también se encontraron posibles artefactos explosivos, aunque aún no está claro si llegaron a utilizarse.

Sanford no era un desconocido para la vida militar. Sirvió en los Marines entre 2004 y 2008, con un despliegue en Irak. En redes sociales circulan imágenes suyas vestido con uniforme y con prendas alusivas al cuerpo.

Tras abandonar las fuerzas armadas, trabajó como camionero y mecánico. Se sabe que vivía en Burton, una localidad cercana al lugar del ataque, pero las autoridades no han confirmado aún si tenía alguna relación con la congregación mormona ni han podido establecer un motivo claro para la masacre.

La investigación, ahora liderada por el FBI, movilizó a más de un centenar de agentes especializados en escenas de crimen, explosivos y armas de fuego. Se analiza si el atentado pudo haber estado motivado por la reciente muerte de Russell M. Nelson, presidente mundial de la Iglesia mormona, ocurrida apenas un día antes en Utah a los 101 años. La hipótesis no está confirmada, pero los investigadores indagan en esa posible conexión.

El relato de los sobrevivientes transmite la dimensión del horror. Algunos feligreses protegieron a los niños con sus propios cuerpos, mientras otros buscaban salidas entre la humareda y los disparos. “Fue un acto de coraje colectivo, todos intentamos salvarnos y salvar a los más pequeños”, reconoció Renye al describir la valentía de la congregación.

Las reacciones políticas al ataque en la iglesia mormona en Michigan fueron inmediatas. El presidente Donald Trump habló de “un ataque dirigido contra cristianos en Estados Unidos” y pidió oraciones por las víctimas, en su red Truth Social.

La Casa Blanca, por su parte publicó.

El director del FBI, Kash Patel, lo definió como “un acto cobarde” que atenta contra la libertad religiosa. El propio vicepresidente, JD Vance, y la fiscal general Pam Bondi se sumaron a los mensajes de condena.

Por su parte, el gobernador de Michigan, Gretchen Whitmer, dijo que su “corazón está roto” y calificó lo ocurrido como “violencia inaceptable en un lugar de culto”.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días agradeció a los equipos de emergencia y recordó que los templos deben ser “santuarios de paz, oración y conexión”, al tiempo que pidió fortaleza y unidad para sobreponerse a la tragedia.

El ataque en Michigan se inscribe en un patrón preocupante de violencia contra instituciones religiosas en el país. Expertos en seguridad han advertido que sinagogas, mezquitas e iglesias de distintas denominaciones han estado en la mira de agresores en los últimos años, lo que convierte a estos espacios en objetivos vulnerables pese a su condición de refugios espirituales.

Mientras en Michigan se multiplican las vigilias y los abrazos de duelo por el acto terrorista en la iglesia mormona, en Florida las autoridades locales reaccionaron con cautela. En el sur del estado existen al menos 18 capillas mormonas, y la policía de Miami Beach anunció que, aunque no se han detectado amenazas, se incrementará la presencia de agentes en zonas clave como parte de los planes de seguridad preventiva. La congresista María Elvira Salazar expresó en redes sociales que la violencia “sin sentido” debe enfrentarse con urgencia y envió condolencias a las familias afectadas en Grand Blanc.

foto de portada:

Vista de la torre de agua que domina la ciudad de Grand Blanc, Michigan (2020). Fotografía de Lrgjr72, CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons.

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