En dos descubrimientos separados, investigadores han desempolvado misterios de diferentes épocas: uno relacionado con la desaparición de un hombre hace unas cuatro décadas, y otro con el hallazgo de un “barco fantasma” hundido hace casi 140 años en aguas del lago Michigan.
En Sunrise, Florida, fue rescatado este domingo un camión que estaba sumergido a unos 42 pies de profundidad en un estanque cercano a Shotgun Road.
La extracción estuvo a cargo de Sunshine State Sonar, equipo de buceo voluntario, que participaba en una búsqueda relacionada con un hombre desaparecido en la década de 1980, señala la agencia AP News.
El vehículo mostraba señales evidentes de haber chocado: capó doblado, daños frontales visibles. En su interior fue encontrada una víctima que los investigadores creen podría ser Howard Vaugh Gratteau, de 39 años al momento de su desaparición, quien trabajaba como técnico de aire acondicionado. La identidad aún debe ser confirmada oficialmente por el forense.
Las autoridades no han concluido cómo llegó el camión al agua ni qué evento desencadenó la desaparición de Gratteau. Familias afectadas esperan que este hallazgo traiga algo de paz a sus familiares y amigos más cercanos y queridos, tras décadas de incertidumbre.
Mientras tanto, en el Lago Michigan, un equipo de arqueólogos y voluntarios descubrió los restos del schooner F.J. King, conocido como un “barco fantasma”. El hallazgo tuvo lugar el 28 de junio de 2025, frente a la costa de Bailey’s Harbor, Wisconsin, señaló AP News también, pero en otra nota.
El F.J. King era una embarcación de carga de tres mástiles, 144 pies de eslora, construida en 1867 en Toledo, Ohio. Se hundió durante una tormenta el 15 de septiembre de 1886, mientras transportaba mineral de hierro desde Escanaba, Michigan, hacia Chicago. A pesar del temporal furioso que causó daños estructurales, la tripulación logró abandonar el barco y fue rescatada por otra embarcación.
Lo notable del descubrimiento es que, tras casi 140 años sin conocerse su ubicación exacta, el casco del F.J. King fue encontrado prácticamente intacto, cubierto por mejillones invasores que deterioran las estructuras sumergidas. Se utilizó sonar de barrido lateral (side-scan sonar) y el equipo concentró la búsqueda en una zona sugerida por un farero local, lo que resultó clave.
Ambos hallazgos tienen en común la dimensión temporal: años de olvido, incertidumbre y preguntas sin respuesta. El camión de Florida pone fin a uno de esos casos de personas desaparecidas que afectan a familias por generaciones; el F.J. King aporta un fragmento del pasado marítimo americano, preservando memoria histórica y arqueológica.
Mientras la ciencia forense avanza para dar nombre al cuerpo hallado, la arqueología subacuática ofrece pistas sobre cómo era la construcción naval del siglo XIX y las condiciones de transporte en los Grandes Lagos. En ambos casos, lo que estaba sepultado bajo agua emerge como testimonio mudo, poderoso, que obliga a reflexionar sobre los relatos que olvidamos, y lo que estamos dispuestos a rescatar del fondo del tiempo.





