El recuerdo de Habana Blues permanece grabado en la memoria colectiva de millones de cubanos dentro y fuera de la isla. La cinta, dirigida por Benito Zambrano y estrenada en 2005, fue más que un éxito de taquilla: fue un grito generacional, una crónica de los sueños rotos, de la música como salvavidas y del dilema eterno entre irse o quedarse. Pero detrás de cámaras, las cosas no fueron tan armónicas como en la pantalla.
Roberto San Martín, uno de los protagonistas del filme, sorprendió recientemente a sus seguidores al confesar que su relación con Alberto Yoel, el otro rostro icónico de la cinta, ha sido siempre inexistente. “Mi relación con Yoel ahora mismo es… nula. Siempre fue nula, en realidad”, dijo en una entrevista para el canal ‘Esto no es un pódcast’, dejando claro que, a pesar de haber compartido escenas inolvidables, nunca cultivaron una amistad.
San Martín, radicado en Miami y con una postura crítica abierta hacia el régimen cubano, explicó que durante el rodaje no existía mala vibra entre ellos, pero tampoco conexión personal. “Es decir, incluso durante la película, él y yo no éramos amigos. Éramos simplemente compañeros de trabajo. No nos llevábamos mal durante la filmación, pero tampoco nos llevábamos bien”, puntualizó.
El actor reconoció que, en ese entonces, ambos atravesaban momentos muy distintos. Mientras Alberto Yoel disfrutaba el proceso creativo, él tenía los ojos puestos en un objetivo mucho más urgente: salir de Cuba. “Alberto estaba en una etapa complicada de su vida, disfrutando de su película, mientras que yo sentía que esa era la película que me iba a sacar de Cuba. Para mí, era muy importante que todo saliera bien”, confesó.
Tras el estreno, hubo algunos encuentros esporádicos entre ambos, pero el contacto se esfumó con el paso del tiempo. “Después de eso, nos vimos de vez en cuando, hablamos… pero hace años que no sé nada de él”, añadió San Martín. Sin embargo, hace poco ocurrió un inesperado reencuentro virtual. “Hace poco me escribió, de la nada, y me dice: ‘Oye, vamos a hacer la segunda parte de Habana Blues. Dale, tienes que venir para acá [Cuba]’”.
La respuesta de San Martín fue irónica, pero cargada de intención política. “Y yo le dije: ‘Dale, perfecto. Dile al ICAIC [Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica] que yo voy a entrar a Cuba a hacer la segunda parte de Habana Blues, y después tú me cuentas qué te dicen’”.
Para quienes han seguido su carrera, no sorprende la firmeza con la que el actor defiende sus principios. Exiliado desde hace casi dos décadas, San Martín se ha consolidado como una de las voces más críticas del exilio cubano, sin miedo a tocar temas sensibles ni a desmontar mitos del pasado.
Habana Blues, por su parte, sigue siendo una joya del cine cubano contemporáneo. Con actuaciones memorables de San Martín, Yoel, Yailene Sierra y Zenia Marabá, la cinta ganó dos premios Goya -mejor música original y mejor montaje- y abordó con maestría el conflicto entre la autenticidad artística y las tentaciones del mercado global. Su trama, que narra el dilema de dos músicos cubanos ante una oferta extranjera con condiciones éticas cuestionables, resonó profundamente en una generación marcada por la incertidumbre.





