A pocos metros de una zona donde se depositaban cestos de basura y lejos de su sala de hospitalización, un anciano guantanamero fue hallado moribundo en el Hospital General Juan Bruno Zayas Alfonso, en Santiago de Cuba.
La muerte, lejos de cerrar el caso, ha reabierto un debate profundo sobre el deterioro de la llamada “potencia médica” y el creciente divorcio entre el discurso institucional y la realidad que enfrentan pacientes y familias en los centros de salud del archipiélago.
Durante décadas, Cuba ha promovido con orgullo la imagen de un sistema de salud robusto y universal, convertido en estandarte internacional del modelo socialista. Sin embargo, la escena ocurrida en la madrugada del sábado 2 de agosto de 2025 -con un anciano ingresado que apareció gravemente herido junto a los desechos hospitalarios- expone, una vez más, el colapso operativo de instituciones otrora emblemáticas.
En lugar de esclarecer, la respuesta del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha dejado más preguntas que certezas. Según el comunicado oficial, el paciente -cuya identidad no fue revelada- procedía de Guantánamo y había sido ingresado el día anterior. Durante la madrugada, fue hallado fuera de su sala, en el suelo, junto a un local de basura.
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La nota informativa insiste en que no presentaba signos de violencia, atribuyendo sus lesiones a una posible caída. De inmediato fue trasladado a Urgencias, pero falleció poco después. El MINSAP, sin embargo, dedica más espacio a desmentir publicaciones en redes sociales que a detallar el hecho.
“De forma irrespetuosa se ha divulgado información falsa (…) repudiamos a quienes provocan alarma”, reza el documento divulgado por Cubadebate, omitiendo responsabilidades y sin mencionar posibles fallos de seguridad interna.
La reacción del periodismo independiente no se hizo esperar. Yosmany Mayeta, reportero santiaguero con experiencia en el monitoreo del sistema de salud local, cuestionó en Facebook: “¿Un paciente aparece moribundo junto a los tanques de basura de un hospital y la culpa es… de las redes sociales?”.
En su análisis, Mayeta pone el foco donde el comunicado oficial elude mirar: la falta de vigilancia, la ausencia de protocolos y la desprotección total de un adulto mayor, solo y sin familiares conocidos en la provincia. Sus interrogantes son las de muchos: ¿cómo es posible que un paciente salga sin ser visto?, ¿qué protocolos se activan en estos casos?, ¿quién asume la responsabilidad?





