La comunidad deportiva cubana está de luto en las últimas horas tras conocerse el fallecimiento de dos figuras emblemáticas del deporte nacional: el veterano pelotero pinareño Osvaldo «Toti» Castro y el pionero del canotaje en la Isla de la Juventud, Alfredo Hernández Barrera, quien tuvo el honor de ser el primer atleta olímpico de ese territorio.
Osvaldo Castro, conocido cariñosamente como “Toti”, fue durante décadas una figura indispensable en el béisbol de Pinar del Río. Integrante del mítico equipo Vegueros, Castro no solo se distinguió por su entrega en el terreno, sino también por su humildad, su vocación formadora y su dedicación a las nuevas generaciones.
Entrenador, mentor, padre y amigo: así lo recuerdan decenas de colegas y discípulos que inundaron las redes sociales con mensajes de cariño y pesar.
“Fue un hombre consagrado, un maestro que nos dio a todos lecciones de paciencia y pasión por el deporte”, escribió uno de sus antiguos pupilos.
Los homenajes virtuales han sido continuos desde que se conoció la noticia, y muchos han recordado con emoción su carácter afable y su incansable esfuerzo por mantener vivo el espíritu del béisbol, incluso en condiciones difíciles. Para Guane, su localidad natal, se trata de una pérdida irreparable: «El cielo está de fiesta porque recibe a un gran amigo, al mejor de los padres», expresaron desde el Inder local.
Por su parte, la muerte de Alfredo Hernández Barrera, a los 83 años, conmocionó a la Isla de la Juventud. Considerado el “padre del kayak” en el territorio, Hernández no solo abrió caminos en las aguas cubanas, sino que también representó al país en los Juegos Olímpicos, siendo el primer pinero en lograr tal hazaña. Su legado como formador es amplio: fueron muchos los campeones que se moldearon bajo su mirada exigente pero humana.
Murió en su casa, de muerte natural, rodeado de la admiración de varias generaciones que lo consideran una verdadera leyenda, dijo en redes sociales José Antonio Lawrence Contreras.
El deporte cubano pierde así a dos pilares forjados en la entrega y el amor por lo que hacían. Uno en el diamante de béisbol; el otro en los botes de canotaje. Dos trayectorias diferentes, pero con un mismo hilo común: la pasión por Cuba y por sus atletas.
tal vez debas conocer sobre este otro lamentable caso: Ocurre otra muerte en el Servicio Militar en Cuba aunque presuntamente accidental





