En el agitado universo del reguetón cubano, donde la música se mezcla con las emociones y las redes sociales se han vuelto escenario principal, pocos dúos han despertado tanto revuelo últimamente como el de L’Kimii y Samantha Hernández.
El cantante, que no para de ganar terreno dentro y fuera de la isla, decidió romper el silencio sobre su vínculo con la influencer durante una directa que rápidamente se viralizó. Entre respuestas espontáneas y un tono más cercano que defensivo, soltó una frase que ha dejado a muchos con la ceja levantada:
“Caballero, Samantha solamente tiene que ver con el proyecto de lo que tiene que ser L’Kimii. Ella me apoya mucho […] Hacemos muy buen equipo cuando nos presentamos en las redes”, dijo. Con eso no confirmó nada… pero tampoco negó lo que muchos ya asumen. Y es que lo de ellos -esa mezcla de química escénica, piropo cómplice y apariciones conjuntas- ha ido más allá del terreno laboral.
Samantha no es una figura decorativa en el universo de L’Kimii. Ha estado en los momentos clave: entrevistas, videoclips, colaboraciones virales, y hasta en aquella gala de Miss Universe Cuba, donde él, entre risas y miradas, le soltó un “Tú deberías participar, tienes un diez de diez”. El público en casa no necesitó más para comenzar a especular. De ahí en adelante, la pareja mediática ha crecido no solo en seguidores, sino en rumores.
Las redes, como era de esperar, se encendieron con cada gesto. “Esa parejita me encanta”, “No, esto no puede ser normal, su sonrisa picardosa esconde algo” y un desenfadado “Ya le diste, pipo, lo sabemos”, inundan los comentarios. La gente ya no espera confirmación; se sienten parte de una historia que siguen como si fuera una novela en tiempo real.
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Pero no todo se limita al coqueteo. En medio de la ola de rumores, L’Kimii aprovechó para lanzar otro gancho: anunció que viene un nuevo “temazo”. ¿Es solo música o una confesión disfrazada de hit? En el reguetón moderno, donde las canciones muchas veces sirven de diario personal, nada se descarta.
Mientras tanto, la dupla sigue haciendo de las suyas: ella con su magnetismo de influencer caribeña, él con su picardía y flow cada vez más pulido. Juntos, sin decir demasiado, mantienen al público en vilo. Lo que sí es seguro es que han encontrado una fórmula de conexión que trasciende lo artístico.
¿Hay amor? ¿Es solo estrategia? ¿Están jugando con nuestra curiosidad o simplemente dejándose llevar? Sea cual sea la verdad detrás del telón, L’Kimii y Samantha ya son una historia en sí misma. Y como toda buena historia cubana, la gente no quiere que se acabe, sino que se ponga mejor.





