Uno de los implicados en el caso de los dos jovenes asesinados en Cienfuegos en días pasados en la Calzada de Dolores, es según una fuente, hijo de un exagente del MININT expulsado de las filas.
El doble asesinato ocurrido recientemente en Cienfuegos sigue generando consternación e indignación, no solo por la brutalidad del crimen, sino por los detalles que han comenzado a emerger en redes sociales y testimonios ciudadanos, muchos de los cuales apuntan a que uno de los presuntos involucrados en el hecho, es hijo de un exagente del Ministerio del Interior (MININT), expulsado tiempo atrás de las fuerzas represivas del Estado cubano.
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Según mensajes enviados por una fuente a este redactor, «uno de los asesinos» es oriundo del barrio San Nicolás, una zona ubicada en las cercanías de la prisión provincial.
De acuerdo con el testimonio de esa fuente, este individuo ya tenía un historial delictivo considerable: en su primera incursión en la delincuencia, amordazó a un vecino del propio barrio y le robó dinero y una escopeta.
Cumplió condena por este hecho, pero al salir de prisión no abandonó su comportamiento criminal y más recientemente, se le vinculó con el sacrificio ilegal de al menos 20 vacas. La policía, alertada por estas acciones, lo persiguió, pero logró mantenerse escondido durante meses en el monte. Su captura finalmente se produjo tras el asesinato de los jóvenes Luardys Agulles Jiménez y Lester Leal, los cuales habrían sido asesinados por él y otro cómplice en circunstancias aún por esclarecerse completamente.
El relato de la vecina también añade un componente político y social que ha generado múltiples reacciones: el padre del presunto asesino habría sido agente del MININT, pero fue separado de la institución. El mismo padre sería también militante del Partido Comunista de Cuba, según los mensajes intercambiados.
«Se veía venir»
La comunidad en la provincia de Cienfuegos está conmocionada no solo por el doble crimen, sino por el hecho de que, según muchos vecinos del joven capturado, “eso se veía venir”.
El joven sospechoso ya había protagonizado conflictos anteriores con una de las víctimas. No era un desconocido para nadie. Se había ganado la fama de ser “un tipo con problemas”, que intimidaba, se tornaba violento con facilidad y, según denuncian, había estado involucrado en múltiples situaciones turbias, incluso desde la edad escolar.
“Ese hombre tenía que estar preso hace rato. Desde que estaba en la escuela le gustaban las cosas malas y los problemas. El papá era del MININT y lo botaron, pero todavía se aprovechan del conocimiento que tienen. Él había amenazado y agredido a uno de los que mató. Ya tenía problemas con él”.
Sin embargo, jamás fue procesado ni detenido formalmente en las etapas formativas, lo cual muchos atribuyen a la protección que le brindaba su padre, un agente del orden, posteriormente caído en desgracia, pero con amistades todavía activas en las estructuras de poder.
Aunque las autoridades no han ofrecido una versión oficial, en redes sociales circula un mar de testimonios que coinciden en detalles claves. Nada sugiere que los fallecidos estuvieran involucrados en actividades delictivas. Todo lo contrario: quienes los conocían los describen como hombres de familia, trabajadores y respetuosos.
Los usuarios de redes no solo lamentan la tragedia, sino que denuncian lo que consideran una cadena de negligencias. “Si alguien hubiera hecho su trabajo, si lo hubieran metido preso cuando correspondía, hoy dos personas estarían vivas”, escribió un familiar de una de las víctimas. Otra persona, indignada, añadió: “En este país, si eres hijo de alguien con uniforme o exuniformado, tienes un salvoconducto para hacer lo que te dé la gana”.
El clima social en Cienfuegos es de miedo, impotencia y rabia. La sensación generalizada es que el crimen pudo haberse evitado. Que se toleró demasiado a alguien con un historial preocupante. Que se miró hacia otro lado durante años.
No es la primera vez que en Cuba se denuncia públicamente la protección institucional a hijos, familiares o allegados de antiguos miembros del MININT o las Fuerzas Armadas. Muchos de ellos, aunque ya fuera del servicio activo, continúan operando en redes de influencia, favores y encubrimiento. Y cuando eso ocurre, la impunidad se convierte en el peor combustible de la violencia.
La falta de información institucional no solo agudiza el dolor de las familias, sino que aviva los rumores. Sin embargo, lo que está claro —y documentado por múltiples fuentes vecinales— es que este crimen no fue un acto impulsivo ni aislado. Fue el desenlace fatal de una cadena de omisiones, tolerancias y miedos acumulados.
La prensa oficial ha guardado silencio hasta ahora. No hay nota alguna en medios provinciales o nacionales sobre el crimen. Ningún comunicado del Ministerio del Interior, ni una referencia en la televisión local. Solo el parte de defunción, los velorios, los vecinos en shock y las publicaciones en redes han dado cuenta de lo ocurrido.
Y claro, «las cosas de Fernanda».
Página oficialista vinculada al MININT en Cienfuegos, «Las Cosas de Fernanda», da a conocer detalles del doble crimen ocurrido en la Calzada de Dolores
El crimen de Luardys Agulles y Lester Leal, los dos jóvenes asesinados a machetazos en las afueras de un bar en Cienfuegos el pasado 29 de junio, se ha ido «esclareciendo», según sendas publicaciones (tres) hechas por la página oficialista Las Cosas de Fernanda, vinculada al Ministerio del Interior (MININT) en la provincia. En ella se han ofrecido detalles de la investigación y de paso ha servido como canal de denuncia ciudadana, pero también linchamiento virtual hacia los presuntos implicados con el consabido punitivismo, propio del pensamiento tercermundista de una sociedad retrasada años luz de otras más desarrolladas.
Según las publicaciones hechas por «Fernanda», Emmanuel Alberto Rodríguez García, conocido como “El Chivero”, y Ernesto Iznaga Rodríguez, serían los autores materiales del crimen.


Ambos están prófugos y, de acuerdo con informantes anónimos, estarían recibiendo ayuda de familiares y allegados para evadir a la justicia. El tercer implicado, Yoslayny de la Rosa Rodríguez (“El Sille”), fue capturado y acusado de cómplice, por haber facilitado la huida de los agresores en su moto.

Los relatos ofrecidos por Las Cosas de Fernanda aseguran que, además de los dos fallecidos, una mujer embarazada y un menor también fueron agredidos durante el ataque, lo que ha aumentado el repudio público.
Las autoridades, por su parte, han iniciado un cerco en las zonas donde se sospecha que los prófugos se esconden. “Estamos seguras de que más temprano que tarde serán capturados”, señaló el perfil oficialista. La página ha advertido que cualquier persona que oculte a los fugitivos será juzgada por complicidad o por “no denunciar”, figura recogida en el Código Penal cubano. De hecho, ya han comenzado las detenciones de supuestos encubridores, según Las Cosas de Fernanda.
Mientras, la ciudadanía, enardecida, clama por castigos ejemplares. Comentarios como “Pena de muerte”, “Que paguen con su vida”, “Cadena perpetua sin visitas”, o “Que ardan en el infierno”, se repiten con insistencia. Incluso algunos piden aplicar la ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Otros usuarios, con tono más reflexivo, exigen una reforma del sistema judicial: “Las leyes cubanas son blandas, protegen al culpable y no a la víctima”, escribió una usuaria identificada como Silvia López.
Uno de los comentarios más virales fue el de Raquel Álvarez Barco, quien denunció que uno de los prófugos lleva “casi un año comiéndose las vacas de los alrededores de Ariza” y criticó el favoritismo policial hacia otros delincuentes reincidentes. Otra seguidora, identificada como Daily Mendoza Cuéllar, advirtió que “si tiene teléfono, seguro está viendo estas publicaciones”, lo que refuerza el ambiente de persecución constante.
Este crimen no solo ha desatado un operativo represivo, sino que también ha expuesto el profundo hartazgo social ante la ola de violencia y la impunidad. Los comentarios sugieren que el pueblo de Cienfuegos ya no confía únicamente en las autoridades, sino que asume parte del proceso: denunciando, compartiendo fotos y datos, presionando para que los asesinos no tengan dónde esconderse.
Mientras tanto, el dolor de las familias de Luardys y Lester sigue latente. La prima de uno de ellos, Yaneisy Enríquez González, escribió en el muro de la página: “Justicia para mi primo. Justicia”.





