Sobresalir en Instagram no es tarea sencilla, mucho menos cuando tus fotos se geolocalizan en una ciudad como Miami, donde lo visual es moneda corriente y el lifestyle se convierte en un argumento de venta más poderoso que cualquier discurso.
Sin embargo, en medio de ese mar redundante de palmeras, cuerpos bronceados y filtros sepia, una cuenta comienza a generar ruido —y no precisamente por estridencias o exhibicionismo barato, sino por todo lo contrario: su elegante sobriedad.
Se trata de @laformula_management, un perfil que, según algunos en el circuito creativo de Miami, está revolucionando la estética del lifestyle digital en la ciudad y fue la agencia escogida por Daniela Reyes para su última sesión en bikini en Miami Beach. Y no ha sido ella sola. También la han escogido Diliamne Jouve, «La Dura»; Daniela Álvarez, pareja de Rasiel Reyes C.E.O de Miami Vice; y Samantha Espineira.
te recomendamos leer: “Brillando brillando”: Daniela Reyes deslumbra en bikini tras ruptura con Yomil
Pero ¿es esa afirmación exagerada? ¿De verdad estamos ante una propuesta inédita o se trata de una repetición bien ejecutada de fórmulas ya vistas? La respuesta, como casi todo lo que involucra moda, imagen y Miami, no es sencilla. Lo que sí está claro es que la propuesta de esta cuenta destaca. Y mucho.
El primer golpe visual que ofrece @laformula_management es el de una estética claramente editorial. Las imágenes podrían perfectamente pertenecer a un número especial de Vogue o Harper’s Bazaar. Nada de encuadres fortuitos ni fondos accidentales. Aquí hay producción, dirección y una intención clara de transmitir elegancia, poder y presencia. Lo que se presenta como “lifestyle” está, en realidad, muy cercano a la fotografía de moda más pulida.
Fondos blancos, tonos monocromáticos o desaturados, uso preciso del blanco y negro, poses fuertes y una actitud que destila seguridad. Las modelos, en su mayoría mujeres jóvenes, aparecen enfundadas en trajes sastre, conjuntos minimalistas, vestidos que evocan a una diva de cine clásico, o estilismos más atrevidos que remiten a pasarelas internacionales. No hay espacio para el descuido ni para lo espontáneo. Todo está donde tiene que estar.
Esto resulta particularmente interesante en un entorno como el de Miami, donde muchas cuentas de lifestyle apuestan por una estética más orgánica y casual. Fotografías a la luz del sol, filtros cálidos, outfits de verano, sombreros playeros y locaciones como Wynwood Walls, Brickell o South Beach dominan la narrativa visual. Influencers como Cindy Prado (2,7 millones de seguidores en Instagram) o Kira Abboud se mueven en esa zona más comercial, vibrante y ligada al placer instantáneo del lujo tropical.
En contraposición, @laformula_management parece importar códigos del luxury editorial europeo y reubicarlos en escenarios urbanos (y a veces incluso neutros) de la ciudad. No hay ostentación de yates ni piscinas infinitas. El lujo es sugerido por la actitud, por la iluminación precisa, por la falta de elementos superfluos. El foco está en la persona, el estilo y la narrativa visual que evoca poder, más que disfrute. Y eso, en Miami, es poco común.
Comparada con fotógrafas como Amanda Julca (más enfocada en lo natural y cálido) o artistas como Anastasia Samoylova (más conceptuales y críticas) – que ya sería un arte «más puro» y arte en fin de cuentas -, @laformula_management se posiciona en un punto intermedio, pero muy definido: una visión pulida, minimalista y aspiracional, sin caer en el barroquismo kitsch ni en el hedonismo vacuo.
Su estilo recuerda más a nombres como Nick Garcia (lujo editorial) o Daria Koso (elegancia con guiños fashionistas), pero incluso en comparación con ellos, la cuenta se distingue por la coherencia visual que mantiene en cada publicación. Hay una intención de marca. De identidad.
¿Es revolucionaria? Puede que no en términos globales. Pero en el ecosistema digital de Miami, donde abundan los brillos, los cuerpos en bikini, las poses repetidas y las imágenes saturadas de color y consumo, esta propuesta minimalista y sofisticada sí representa una ruptura estética significativa. Es una rareza. Y las rarezas, cuando están bien hechas, marcan tendencia.
Otro elemento clave está en la edición fotográfica. Lejos del filtro de moda o del retoque excesivo, aquí hay un trabajo quirúrgico: contraste, luz dura cuando hace falta, desenfoque preciso, texturas nítidas. Las imágenes no buscan “parecer naturales”, sino todo lo contrario: construir un mundo aparte, donde la mujer que aparece en cámara no solo luce bien, sino que impone, domina la escena y define su entorno.
Esa narrativa visual empodera, pero no desde el grito, sino desde el control estético. En un universo de Instagram donde todo parece querer agradar al algoritmo o a la audiencia, este feed pareciera querer agradar únicamente al ojo que sabe mirar.





