Aníbal Oliva, otrora comentarista deportivo de la Televisión Cubana, se desempeña actualmente como chef del restaurante Cubachobee de Hialeah.
“La cocina es un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura”, escribió recientemente en redes sociales el analista deportivo natural de La Habana.
Lo cierto es que, desde que emigró de Cuba, que vivió en Uruguay y en España antes de asentarse en Estados Unidos en 2023, se ha reinventado como profesional más allá de los medios de comunicación.
Si bien Oliva, que se ha probado incluso como atleta fitness, siempre mostró interés por la coctelería y la culinaria, ahora en Cuba Chobee ha podido darle riendas sueltas a su imaginación.
Para el comunicador, que no ha dejado de usar sus redes sociales para hablar sobre actualidad deportiva, emigrar ha sido “aprender a insertarse en una sociedad” que no es la suya, pero sobre todo “crecer como persona”, según contó a Cuballama Noticias hace un meses.
La censura que sufrió dentro del Instituto Cubano de Radio y Televisión, las presiones de la Seguridad del Estado y el hecho de que nunca fue “un tipo de consignas, ni de banderas”, recordó, lo hicieron salir de Cuba, a pesar de que era una figura destacada dentro de la pequeña pantalla, como siempre había soñado.
Desde 2001 vinculado a la emisora capitalina COCO, considerada una escuela de los comentaristas deportivos, Oliva llegó a ser “la cara del deporte en Cuba el fin de semana”, que era “cuando más se veía deporte”, por su aparición en programas como Gol 360 (al cual le puso nombre) y Todo Deportes.
Ahora, como parte de la sociedad estadounidense, donde no hay muchas “aceras para caminar ni bares para compartir”, Oliva apuesta por la empatía y pondera la unidad entre los cubanos a través de la comida.
“Sin TikTok, ni compras en Shein, fiel creyente de la eutanasia, el matrimonio igualitario y la legalización de la marihuana, sin deudas, sin lujos, sin dañar o aprovecharme de nadie y lo más importante, siempre mirando de frente sin bajar la cabeza aún cuando los principios no den dinero”, dijo hace poco al cumplir 40 años en Miami, un lugar que “no es mi sitio”, pero que le ha permitido seguir soñando.





