Las cenizas de César Pérez Cruz, reconocido como uno de los árbitros más destacados en la historia del deporte cubano, específicamente de béisbol, fueron depositadas en una emotiva ceremonia en el estadio Nguyen Van Troi de Guantánamo. Este último adiós fue un tributo a su legado y su contribución al arbitraje nacional e internacional en el sóftbol y béisbol cubanos.
Su esposa, en íntima pero emotiva ceremonia, acudió al estadio a depositar, ante familiares y amigos, las cenizas de César Pérez Cruz en el cajón de bateo del estadio.
César Pérez Cruz, conocido cariñosamente como «el pequeño gigante del Guaso», dejó una huella imborrable en el deporte cubano. Su carrera fue un testimonio de dedicación y excelencia, siendo el primer juez internacional de sóftbol de Cuba.
A lo largo de su vida, participó en importantes eventos deportivos, incluyendo cuatro Juegos Panamericanos, dos Juegos Centroamericanos y del Caribe, un Torneo Preolímpico y un Torneo Premundial, además de numerosos campeonatos nacionales y provinciales, señaló el diario oficialista Venceremos, desde Guantánamo.
El legado de Pérez Cruz no solo se mide por sus logros en el campo, sino también por su personalidad. Era conocido por su carácter afable, bromista y bonachón, siempre dispuesto a compartir una sonrisa o una broma, pero también por su seriedad, responsabilidad y honestidad en el trabajo. Su enfoque ético y profesional lo hizo destacar como un modelo a seguir para las nuevas generaciones de árbitros, según reseñaron varios amigos suyos en sus respectivas plataformas de redes sociales.
Sin embargo, su vida llegó a un trágico final, dejando un profundo vacío en su familia, amigos y colegas. Según informes, Pérez Cruz se encontraba bajo una intensa presión relacionada con el incidente del cambio del nombre de un árbitro, acontecido en un partido de béisbol en Pinar del Río, lo que afectó su salud emocional. A pesar de su fortaleza, esta situación lo llevó a tomar la dolorosa decisión de quitarse la vida.
Un amigo suyo, personal, declaró en Facebook que César «bajo una fuerte presión omitió el nombre de quien le dio esa fatal orientación» – una decisión a todas luces emanada de la Comisión Nacional de Béisbol pero cuyo responsable no ha salido a la luz pública – situación esta que «lo enfermó de los nervios».
La decisión de depositar sus cenizas en el estadio Nguyen Van Troi es un homenaje a su amor por el deporte y a los muchos años que dedicó a la comunidad deportiva de Guantánamo.
Este estadio, donde tantas veces se escuchó la frase «Al César lo que es del César» en referencia a él, es ahora el lugar donde descansan sus restos, simbolizando su eterna conexión con el béisbol y el sóftbol cubanos.
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