En una serie de eventos tan improbables que rozan la ficción, un coche de Google Street View se convirtió en una pieza clave para resolver un crimen en Tajueco, un pequeño pueblo de la provincia de Soria, España. Este municipio, con una población de apenas 40 habitantes según los registros más recientes, es el escenario de una historia que subraya cómo la tecnología puede cruzarse inesperadamente con el destino.
Pero, ¿qué probabilidades había de que la tecnología «llegase» a un pueblo casi vacío de España y ayudase a descubrir un crimen del que nadie se había enterado?
Bien analicemos las variables e impactémonos cómo, este hecho estaba llamado a no ser descubierto, pues la probabilidad – dicha así – de que «alguien» sacase una foto del momento justo en el que ocurre un hecho, en un pueblo donde apenas viven personas es, una entre diez mil millones.
El crimen que conmocionó a Tajueco
La trama comienza con la desaparición de un hombre cubano en noviembre de 2023, cuya investigación llevó a la detención de su esposa y la pareja actual de esta, ambos residentes de la región. Los restos desmembrados de la víctima fueron hallados posteriormente en el cementerio del pueblo vecino de Andaluz. Sin embargo, la clave para esclarecer el caso apareció de una forma tan insólita como extraordinaria: a través de una imagen captada por Google Street View.
La captura de un momento imposible
El giro surrealista del caso ocurrió cuando los investigadores detectaron una fotografía captada por el coche de Google Street View en octubre de 2024. La imagen mostraba a un hombre, con una postura sospechosa, introduciendo lo que parecía un bulto en la parte trasera de un viejo coche rojo.
El detalle fue captado en una calle principal de Tajueco, un pueblo donde el coche de Google no pasaba desde 2009. Que el coche estuviera justo en el lugar y el momento preciso es, como indican expertos, un golpe de azar con probabilidades inferiores a 1 entre 10 mil millones.
El suceso fue tan llamativo que ha captado la atención en redes sociales, donde usuarios han resaltado la ironía de que un crimen casi perfecto se derrumbara por una imagen inesperada de un coche que, en 15 años, solo pasó por ese lugar dos veces.
«Es más probable que te mate un caracol venenoso que esto ocurra», bromeó un usuario en una publicación.
Tajueco y Andaluz: dos pueblos donde nunca pasa nada
Tajueco, con unos 40 habitantes, y Andaluz, con apenas 13, forman parte de esa España vaciada donde el tiempo transcurre lentamente. El mayor suceso cotidiano suele ser el paso de un rebaño de ovejas o el eco de las campanas de la iglesia.
En palabras de un vecino: “Imagínate vivir en un pueblo tan pequeño, cometer un crimen y que justo pase el coche de Google Maps, que ni siquiera sabemos cuándo fue la última vez que vino”.
La imagen, sumada a otras pistas, permitió a las autoridades desenmarañar lo que en principio parecía un caso perdido.
Una carretilla y un saco blanco: otro indicio escalofriante
Lo más inquietante del caso es que, al analizar más imágenes del recorrido del coche de Google, se observa a una persona al fondo de una calle con una carretilla y un saco blanco. Si bien la imagen no es concluyente, resulta escalofriante por su posible relación con el crimen.
La tecnología y el azar: una combinación improbable
Que una herramienta diseñada para actualizar mapas terminara siendo testigo indirecto de un crimen resulta un ejemplo curioso de cómo la tecnología y el azar pueden aliarse para resolver misterios.
Los coches de Google Street View capturan imágenes cada pocos metros, pero solo pasan por lugares pequeños como Tajueco cada muchos años. La coincidencia de que fotografiara un momento crucial desafía cualquier cálculo de probabilidades.
En Tajueco y Andaluz, dos pueblos donde nunca pasa nada, el destino decidió que una historia casi imposible viera la luz.
El coche de Google Street View, que llevaba 15 años sin recorrer esas calles, se convirtió en el testigo inesperado de un crimen. Aunque improbable, este caso nos recuerda que, a veces, la realidad supera a la ficción de la forma más inesperada.
