Viajar en avión dentro de Estados Unidos ya no sería seguro para inmigrantes sin estatus legal, según reveló The New York Times el pasado viernes.
De acuerdo con este diario, la administración de Donald Trump está utilizando datos de pasajeros aéreos para localizar, detener y deportar inmigrantes, incluso si se trata de vuelos domésticos.
NYTimes aseguró que varias veces por semana la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) comparte con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) la lista de viajeros que utilizarán los aeropuertos del país.
Posteriormente, ICE contrasta dichos nombres con su base de datos de personas con orden final de deportación y, si hay coincidencia, envía agentes al aeropuerto para arrestarlas.
Breaking News: The Trump administration is sharing all air travelers’ names with ICE officials to find people with deportation orders. https://t.co/WJdEF8NPB5
— The New York Times (@nytimes) December 12, 2025
Así ocurrió con una estudiante universitaria de 19 años, Any Lucía López Belloza, quien fue detenida el pasado 20 de noviembre en el aeropuerto Logan de Boston, Massachusetts, cuando intentaba viajar a Texas para sorprender a su familia por el Día de Acción de Gracias.
La joven fue deportada a Honduras dos días después, pese a que estudiaba en Babson College, una prestigiosa escuela de negocios, y llevaba años viviendo en Estados Unidos.
Según el abogado de Belloza, Todd Pomerleau, su clienta fue deportada en violación de una orden judicial. Según ICE, un juez de inmigración ordenó su deportación en 2015, pero Pomerleau ha declarado que no puede encontrar registros de esa orden, solo los que muestran que su caso se cerró en 2017.
Un exfuncionario de ICE, citado por NYTimes, aseguró que hasta el 75% de los casos marcados terminan en arrestos, lo que convierte los aeropuertos en un nuevo punto clave de detención migratoria.
Al mismo tiempo, exfuncionarios y organizaciones de derechos humanos advierten que la presencia de ICE en aeropuertos, que busca intimidar y generar miedo, puede afectar la seguridad aérea y aumentar retrasos, así como disuadir a migrantes de viajar dentro del país.
Según documentos a los que hizo alusión la misma fuente, la Casa Blanca pretende lograr hasta 3.000 arrestos migratorios diarios, por lo que estaría usando el viaje aéreo como un “multiplicador de fuerza” para acelerar deportaciones.
