Afortunadamente ninguno de estos ataques de tiburones ha sido mortal
En las primeras dos semanas de julio, un alarmante incremento en los ataques de tiburones ha sacudido a las comunidades costeras de Florida. Múltiples incidentes han puesto en alerta a residentes y turistas, culminando en un caso particularmente dramático donde un pescador cubano, José Ángel Abreu, estuvo al borde de la muerte.
El 10 de julio, mientras pescaba con arpón junto a sus hijos en los Cayos de Florida, José Ángel Abreu sufrió una grave mordedura de tiburón.
Tras ser atacado, fue trasladado en helicóptero al Jackson South Medical Center en Miami.
Desde allí relató su experiencia.
«Mis hijos me decían: ‘Papá, no te mueras, no te mueras’. Y yo les digo que no se preocupen», dijo el cubano al canal de noticias Local 10News. Afortunadamente, gracias a la rápida acción de su amigo y los servicios de emergencia, José sigue con vida, aunque aún se recupera de sus heridas en el hospital.
Este evento es uno de los varios ataques que han estremecido a la Florida en los últimos días. Otra víctima es un adolescente en Daytona Beach, quien sufrió una mordedura en el pie mientras nadaba en aguas poco profundas.
Estos ataques se suman a los informes de un aumento en la actividad de tiburones en varias playas, incluidas aquellas en los condados de Volusia y Walton.
Volusia, conocida como la «capital mundial de las mordeduras de tiburón», ha visto un crecimiento alarmante en el número de incidentes. Tan solo en una semana, se reportaron cuatro ataques, incluyendo el de un joven que sufrió una mordida mientras jugaba al fútbol en las aguas poco profundas de New Smyrna Beach.
El Archivo Internacional de Ataques de Tiburón cita a Volusia con más ataques no provocados que cualquier otra región del mundo, un título preocupante que llama la atención sobre la necesidad de precauciones adicionales.
Residentes en Miami, como Fernando “Monti” Montero, que desde un edificio alto observó a tiburones acercándose a bañistas, expresan un creciente miedo y precaución:
«Creo que hoy no voy a la playa, parece que nunca más voy a ir», declaró después de grabar un video desde las alturas de un edificio ubicado frente a la playa, donde se ven varios tiburones merodeando en la zona.
Las autoridades han respondido con recomendaciones y medidas preventivas para intentar garantizar la seguridad de los bañistas. Se han cerrado temporalmente varias playas y se ha aumentado la vigilancia, incluyendo patrullas en lancha y monitoreo aéreo para detectar la presencia de tiburones cerca de las costas.
Las autoridades instan además a los bañistas a mantenerse alerta, evitar nadar al amanecer o al atardecer y prestar atención a la presencia de bancos de peces, que pueden atraer a los tiburones. Además, recomiendan salir del agua calmadamente si se avista un tiburón para evitar provocar un comportamiento agresivo.
Expertos en vida marina sugieren que el aumento en los ataques podría estar relacionado con varios factores ambientales, como el aumento de la temperatura del agua y cambios en los patrones migratorios de los peces que sirven de alimento a los tiburones.
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