La Casa Blanca se prepara para un giro histórico en la política federal sobre cannabis: el presidente Donald Trump podría anunciar el lunes la reclasificación de la marihuana, sacándola del grupo de “una sustancia del nivel más peligroso” y ubicándola en “Schedule III”, junto a fármacos como “Tylenol con codeína” y determinados esteroides.
La medida, adelantada por grandes medios y recogida por prensa económica, implicaría pedir formalmente a las agencias federales que inicien el cambio normativo, lo que ya está disparando expectativas en el mercado.
De confirmarse, el movimiento no legaliza el cannabis a nivel federal, pero abre la puerta a aliviar la carga fiscal del sector, facilitar investigación médica y ordenar un marco regulatorio más realista con lo que ya ocurre en numerosos estados.
La Administración Biden había puesto en marcha el proceso de revisión en 2023, sin concluirlo antes del relevo; la reactivación bajo Trump encajaría con la revisión que HHS y la DEA vienen estudiando desde entonces.
El simple rumor tuvo un efecto inmediato en Wall Street: Tilray Brands llegó a subir más de 30% en la preapertura y otros valores del sector —como Canopy Growth o SNDL— avanzaron a doble dígito; incluso fondos temáticos registraron repuntes notables tras años de castigo.
Según versiones publicadas en Washington, el presidente discutió el tema desde el Despacho Oval “afinando los detalles finales del anuncio” con líderes del Congreso, el secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. y actores de la industria.
Aunque la reclasificación exigirá un trámite administrativo de la DEA, fuentes oficiales y analistas la consideran el paso federal más relevante desde que varios estados legalizaron el uso recreativo o médico.
La opinión pública acompaña el viraje: encuestas nacionales recientes sitúan el respaldo a la reforma en niveles máximos históricos. Aun así, el movimiento divide a sectores conservadores dentro del Partido Republicano, que advierten sobre riesgos de abuso y seguridad vial. En cualquier caso, ubicar el cannabis en “Schedule III” supondría reconocer usos médicos y aliviaría fricciones fiscales que hoy lastran a la industria.
En síntesis: la reclasificación no sería una legalización total, pero sí un cambio de marco que podría transformar financiación, investigación y tributación del sector; si la Casa Blanca da la orden, la DEA activaría el procedimiento formal y su desenlace quedaría atado al calendario regulatorio de 2026.
