Desde el 15 de marzo de 2025, la profesora de Derecho Doraiky Águila Vázquez, de 48 años, permanece desaparecida en La Habana. Fue vista por última vez en la calzada de Diez de Octubre vistiendo un vestido amarillo con flores rojas o rosadas.
Desde los primeros días tras su desaparición, ocurrido en medio de un apagón general, su madre, Maura Vázquez, comenzó a recorrer La Habana con un cartel colgado al cuello, pidiendo solidaridad ciudadana y replicando la imagen de Doraiky en redes, canales de mensajería y organizaciones como Yo Sí Te Creo en Cuba y Alas Tensas. También registraron una denuncia oficial bajo el número 19434 y lanzaron una recompensa de 350 000 pesos cubanos para quien ofrezca información útil. Sus familiares explican que Doraiky sufre de episodios de pérdida de memoria transitoria, lo que la hace especialmente vulnerable.
Durante abril y mayo, la movilización ciudadana creció. Testimonios de exalumnos y vecinos relataron ejemplos de empatía y dedicación de Doraiky hacia sus estudiantes. Para junio, Maura cambió el tono de súplica por uno de denuncia directa: responsabilizó al gobierno cubano por la invisibilidad del caso y la carencia de protocolos activos de búsqueda, a pesar de la existencia de recursos como cuerpos policiales, CDR o escuelas militares que podrían haber sido movilizados.
En julio, a más de cuatro meses sin rastro, la madre expresó que “mirar el teléfono es parte ya de mi vida acompañada de dolor y mucha angustia” y compartió un poderoso testimonio de una exalumna que urgía a que las autoridades aplicaran los valores y el derecho que Doraiky enseñó. Hasta ahora, no se ha recibido ninguna actualización oficial o avance público en la investigación.
Este caso se enmarca dentro de una creciente preocupación en Cuba por desapariciones de mujeres que no están relacionadas con la migración.
El Observatorio de Género de Alas Tensas ha documentado múltiples casos recientes: está el de la anciana Esperanza Cabrera Melvin, de 75 años, desaparecida el 19 de diciembre de 2024 en Colón (Matanzas), a quien no se le encontraron pistas claras incluso tras denunciar dos días después, señala Alas Tensas.
También figura el caso de Claudia Cárdenas, de 27 años, reportada como desaparecida el 7 de agosto de 2024 en Ciego de Ávila; y el que quizás ha tenido mayor repercusión mediática: el de la habanera Karildi Caridad Marín, de 24 años, desaparecida el 14 de diciembre de 2023 en La Habana.
En ninguno de estos casos las familias perciben un avance policial consistente. El régimen, sin embargo, a cada rato expone sus «intenciones» de «empoderar a la mujer cubana». Una falacia total que se desmorona por el propio peso de la desidia que ellos mismos manifiestan.
Adicionalmente, el OGAT alertó sobre Vanesa Ortega Deliz, una adolescente de 14 años desaparecida en Guanabacoa desde el 6 de abril de 2025; ninguna pista sobre su paradero se había registrado hasta mediados de abril. Y en mayo de 2025 se activó #AlertaYeniset por la desaparición de Yanilkis Durán Fonseca, de 43 años, en el barrio de Los Sitios, sin que hasta la fecha haya avance público en su caso.
El caso de Doraiky Águila Vázquez se suma así al cúmulo de desapariciones sin resolver en la isla y pone sobre la mesa no solo la desesperación de las familias, sino también la carencia de mecanismos institucionales confiables. Mientras tanto, su madre continúa la búsqueda, sostenida por la solidaridad ciudadana que exige visibilidad y justicia.
