Este cura considera que su deber no es solo llevar la palabra de Dios, sino también darle herramientas a los cubanos para enfrentar la crisis que padecen.
Negar la procesión “como castigo a un párroco” es, “además de absurdo”, una violación de la libertad religiosa”, denunciaron desde la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en El Vedado.